Escrito por:
José Vanegas Mejía
Columna: Acotaciones de los Viernes
e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es
Marta Traba fue una crítica de arte argentina que estuvo vinculada a la cultura colombiana durante varias décadas. Su nombre completo era Marta Traba Taín. Hija de padres gallegos inmigrantes, nació el 25 de enero de 1930. Obtuvo título en filosofía y letras en la Universidad Nacional de Buenos Aires y desde muy joven se fue a Europa.
Marta Traba, que pontificaba en cuestiones de arte y literatura, se dio el lujo de descalificar estilos con su criterio muy personal de que para incursionar en una selva y abrir senderos era necesario llevarse por delante lo que estorbase al progreso o civilización. De esa manera, condenó todo lo que significara paisajismo, primitivismo y aun muralismo, para privilegiar las tendencias que apenas hacían sus pinitos en las artes plásticas colombianas. La pintura de Alejandro Obregón y la de Fernando Botero encontraron en Marta Traba un apoyo total. Édgar Negret y Eduardo Ramírez Villamizar también contaron con su respaldo. Esa actitud discriminatoria de la intelectual argentina le creó un ambiente de oposición en vasto sector de la cultura. Pero nadie dudó jamás de sus conocimientos y mucho menos de su autoridad para sentar cátedra en universidades del mundo.
A raíz de sus declaraciones sobre los atropellos del ejército en la toma de la Universidad Nacional en 1968, el presidente Carlos Lleras Restrepo la expulsó del país. Más tarde, en 1982, el gobierno de Belisario Betancur le otorgó la ciudadanía colombiana. Después de 1969 Marta Traba vivió en Montevideo, Caracas, San Juan, Washington, Princeton, Barcelona y París. En cada una de estas ciudades ejerció su actividad de toda la vida.
Al momento de su muerte, Marta Traba estaba casada con el crítico literario uruguayo Ángel Rama. En un accidente aéreo cerca del aeropuerto de Barajas, Madrid, ambos perdieron la vida cuando se disponían a viajar a Colombia para asistir al Primer encuentro hispanoamericano de cultura, en Bogotá. Esto ocurrió el 27 de noviembre de 1983, fecha luctuosa para nuestro continente, pues también murieron en esa tragedia los escritores Jorge Ibargüengoitia, de México; Manuel Scorza, de Perú y Ernesto Savater, de Uruguay.
Para acercarnos más a Marta Traba, vale la pena destacar las palabras que sobre ella y su obra expresó Elena Poniatowska, periodista y escritora mexicana ganadora del Premio Cervantes en 2013: “En 1966, conocida por todos como crítica y por algunos como autora de un bello libro de poemas, ‘Historia natural de la alegría’ (¡Qué bonito título!), se revela como novelista con ‘Las ceremonias del verano’. En La Habana, un jurado compuesto por Alejo Carpentier, Manuel Rojas, Juan García Ponce y Mario Benedetti, confiere a esta obra el premio Casa de las Américas”.
En 1967 Marta Traba publicó ‘Los laberintos insolados’. Su actividad pasó a varios países: México, Colombia, Puerto Rico y Venezuela. Una obra fundamental de Marta Traba es ‘Dos décadas vulnerables del arte latinoamericano’ (1973). Póstumamente aparecieron sus novelas ‘En cualquier lugar’ (1984), ‘De la mañana a la noche’ (1986) y la colección de cuentos ‘Casa sin fin’ (1988). Indudablemente, Marta Traba dejó huella en la cultura colombiana, especialmente en la Universidad Nacional de Colombia.