Félix B. Caignet y “El derecho de nacer”

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Antes de que en Colombia funcionara la televisión, la radio reinaba en nuestro territorio. Muchas familias, sin embargo, carecían de ese aparato, llamado por nuestros abuelos “la caja mágica”. Las amas de casa decían que el tiempo “se les iba volando” cuando hacían sus labores domésticas mientras tenían de fondo los programas radiales, preferiblemente las radionovelas. Y precisamente, esa costumbre de hacer los oficios al tiempo que escuchaban sus novelas favoritas, contribuyó a restar importancia a muchas obras que, en el fondo, no siempre eran material de relleno. Algunas desarrollaban contenidos que llamaban a la reflexión, ya fuera por la exposición de situaciones sociales que en esos momentos eran de actualidad o por ofrecer pasajes sentimentales con los que generalmente se identificaban los oyentes.

Si quisiésemos ser justos con las radionovelas –solo para establecer algunas referencias–, podríamos remontarnos al siglo XIX, cuando se escribían novelas que afectaban a los lectores por el carácter social de las mismas. Estamos pensando en “Marianela” (1878), del narrador español Benito Pérez Galdós. Es una obra representativa del realismo literario español; refleja episodios que golpean la sensibilidad del lector, quien se identifica con el personaje “Nela” y se compadece ante el trato injusto que esta niña huérfana recibía de la sociedad del momento. También podríamos evocar la trágica vida de Edipo, condenado a muerte por su padre, Layo, rey de Tebas. Pero no se trata de comparar obras y autores, sino de resaltar la importancia del escritor Félix B. Caignet, reconocido en su época como “el más humano de los autores”.

Nació Félix Benjamín Caignet Salomón en San Luis, provincia de Santiago de Cuba el 31 de marzo de 1892. Era hijo de padres franco-haitianos. Llegó a La Habana en 1920. No tuvo formación académica; sin embargo, su talento le permitió abrirse campo en la radio, sobre todo con su prodigiosa capacidad para inventar obras infantiles. De esa manera, introdujo el “género episódico”, destinado a jóvenes y niños. Además, creó y dirigió el programa “Buenas tardes, muchachitos”, de carácter didáctico. Fue escritor, autor musical, pintor autodidacta y periodista.

Entre las canciones de Caignet se destaca “El ratoncito Miguel”, en la que criticó al dictador Gerardo Machado (1871-1939), por lo que fue privado de la libertad tres días y fue liberado por efecto de una protesta multitudinaria. En 1925, bajo seudónimo, publicó “Aventuras de Chilín y Bebita”. En 1934 sacó al aire el primer serial dramático y policiaco de América Latina: “La serpiente roja”, con su personaje popular, “Chan-Li-Po”. Otras obras de este escritor son: “A golpe de maracas: poemas negros en papel mulato”, “Memoria de La Habana”, “Aladino y la lámpara maravillosa” (1941). “Peor que las víboras” (1944), “El precio de una vida” (1944) y “El ladrón de Bagdad” (1946). Escribió unas 200 comedias y 300 obras musicales: sones, guarachas, boleros y guajiras. La famosa canción “Las frutas del caney”, grabada por el Trío Matamoros, y “Te odio”, pertenecen al repertorio de Félix B. Caignet.

Sin duda, fue “El derecho de nacer” la radionovela que inmortalizó a Caignet. La compuso en 1948; son 314 capítulos de media hora cada uno, introducidos invariablemente por una frase inamovible: “Esta historia de amor y dolor, quedó interrumpida cuando…”. Su difusión alteró momentos laborales en varios países, y se afirma –con evidente exageración– que hasta actividades religiosas cambiaron su hora habitual para que los radioescuchas pudiesen estar al tanto del episodio del día.

Una producción radial como “El derecho de nacer” no puede ser juzgada como “pasatiempo lacrimoso” destinado a distraer a las amas de casa. En cambio, sí hay que valorar el esfuerzo artístico que requerían estas novelas llevadas a la radio. Basta señalar el interés de los actores y su indiscutible acierto al involucrar al público en una realidad ficticia, sin la ayuda de la imagen visual. De “El derecho de nacer” se afirma que revolucionó las técnicas narrativas en la radio.


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