El Congreso de la República por el piso

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



En cualquier país normal, no necesariamente desarrollado, el Congreso de la República es una institución respetable donde se reconoce que se toman decisiones trascendentales para toda la sociedad. Se supone que está conformado por personas serias, sólidas intelectualmente, estudiosas, escogidas entre lo mejor de la clase política de cada país. El poder legislativo a su máximo nivel debe ser tan importante como el Ejecutivo y el Judicial para asegurar que un país funcione como debe ser. Los senadores, por ejemplo, en Estados Unidos, son personajes muy reconocidos y respetados, obviamente con las excepciones de siempre que no logran quitarle brillo a la mayoría que sí cumple con los requisitos necesarios para llegar a esas posiciones de gran prestigio.

Esa no es la norma en Colombia, y para ser justos, desde hace tiempo está sucediendo este proceso de desprestigio de nuestro Congreso. Sin embargo, para aquellos que hemos tenido el privilegio de ser uno de sus miembros hace algunos años, su deterioro se ha acelerado de tal manera que hoy muchos o no reconocen a sus miembros incluyendo a su presidente cada vez menos capaz, menos transparente o si identifican a sus directivas, pero por sus escándalos. El daño que la actual presidenta de la Cámara de Representantes le ha hecho al Legislativo, con sus pecados y su lenguaje soez, casi que no tiene antecedentes. Acabó con el poco prestigio que le quedaba a esta institución.

Si el presente del Legislativo es vergonzoso lo que se prevé para el próximo Congreso puede ser aun peor. Varias son las razones: primero, familiares de políticos corruptos entrarán a este recinto haciéndole un daño inmenso a su imagen y a su nombre. Segundo, tratando de refrescar esa mala imagen, líderes de esos partidos políticos que son un desastre han llamado figuras destacadas en otros campos como el deporte y el periodismo. Esos nombres atraerán votantes sin duda, pero hay una confusión que puede resultar muy costosa, una cosa es la popularidad y otra el liderazgo y lo que el Congreso necesita es liderazgo. Para ello precisamente porque se trata de leyes y debates de control político lo que se necesita no es solo popularidad.

Los congresistas deben conocer el país y manejar sin duda temas claves y si no, reconocer que en su unidad legislativa necesitan apoyo intelectual real en los temas que no manejan, especialmente economía y derecho. Obviamente en el Congreso se tocan todas las áreas, pero sin este apoyo a punta de ser famosos no van a ser capaces de las dos casas que son importantes: debates serios, estructurados y sólidos, participación informada en las discusiones sobre todo en plenarias, y propuestas importantes en proyectos de ley. La pregunta que muchos nos hacemos es cuantos de los que entrarían están listos para jugar ese papel. Si no lo están, pobre país.

Un Congreso de la República en el piso más de lo que está es lo peor que le puede pasar a los colombianos. Muchos d ellos partidos con tal de hacer populismo han subestimado el daño que causan llevando personas con herencias dudosas y con una dosis inaceptable de ignorancia que sumada a la arrogancia de algunas terminan creando o caos o simplemente perdiendo un tiempo precioso.