Los recuerdos también alimentan

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Nunca faltan motivos para volver al pasado. ¿Será que inconscientemente buscamos refugio en el recuerdo de lo que nos ha sido grato?

Con mucho interés leo los relatos que escribe Joaquín Zúñiga Ceballos. Armando Lacera Rúa también trae al presente episodios cotidianos de nuestra anciana ciudad. Son recreaciones que toman al lector de la mano para mostrarle muchas cosas que han envejecido en Santa Marta, cuando no se trata de evocar solo el espectro de lo que ya no existe.

De todas maneras, es un ejercicio que los articulistas y escritores realizan para que el nativo de esta ciudad regrese a sus raíces.

Quienes aquí han llegado y desconocen los sitios y costumbres que nos señalan Zúñiga Ceballos, Lacera Rúa y otros, preguntan dónde quedaba tal o cuál esquina, a qué peluquero se refieren los cronistas y si en realidad las cosas ocurrían como ellos las relatan. Las calles de la ciudad, por ejemplo, se numeraban de sur a norte; muchas de ellas se conocían por nombres que poco a poco han pasado al olvido.

Decirle hoy a un samario que el restaurante por el cual él pregunta está situado frente a la antigua Gota de leche y que la batería que necesita para su carro la consigue en la cuadra de la Caja de agua, es dejarlo sin almuerzo y varado al mismo tiempo. Sería, además, una maldad imperdonable.

¿Cómo no admitir ahora que nos relajábamos cuando asistíamos al Cine Variedades (lo llamábamos teatro) para ver las películas que allí se exhibían, una en vespertina y dos en nocturna? En el intermedio de la función nocturna era costumbre salir a comprar unas arepas asadas, deformes, que vendían frente a la puerta, y en seguida adquirir el guarapo que permitiera 'bajar' la masa compacta de esas arepas.

Pero ya que hablamos del 'Variedades', recordemos que uno de los actores preferidos del público de ese cine era Cantinflas, quien este año hubiera cumplido 100 años de vida; el 12 de agosto, exactamente.

Pues sí, Fortino Mario Alfonso Moreno Reyes nació en 1911 y llegó a ocupar lugar de preferencia entre los amantes del cine cómico latinoamericano. En su juventud interpretó pequeños papeles en actos de variedades pero más tarde descubrió que la incoherencia de sus diálogos causaba risa entre los espectadores y se fue por esa vía hasta lograr el éxito en el cine.

Llegó a considerársele entre los tres mejores cómicos del mundo, junto a Chaplin y Groucho Marx. La principal característica de Cantinflas era decir muy poco en muchas palabras; sin embargo, el actor para desahogarse "empleaba en sus películas diálogos y situaciones en las cuales se criticaba y hasta ridiculizaba a los poderosos mezquinos. Nunca lanzaba ofensas directas a nadie pero sí suficientemente explícitas para que todos los culpables se dieran por aludidos".

En 1956 "La vuelta al mundo en 80 días" (su primera actuación en inglés) permitió a Cantinflas ganar el Globo de Oro en la categoría de mejor actor en el género musical o de comedia. Por esa misma película David Niven fue el principal actor en los países de habla inglesa mientras que Cantinflas lo fue en el resto de los países. En ese momento fue considerado el actor mejor pagado del mundo.

La primera película de Cantinflas fue "No te engañes, corazón" (1936) pero su primer éxito lo consiguió con "Ahí está el detalle" (1940). Y así como el actor representó en sus inicios a un 'pelao' barrendero y borrachito, también interpretó papeles como boxeador, bailarín, lustrabotas, torero y político.

¡Qué recuerdos nos dejaron los cines de Santa Marta! Sobre todo el Variedades, con su clientela fiel pero sin remordimientos a la hora de buscar películas de su agrado en las pantallas de La Morita, el Colonial, el Paraíso, el Popular, el Carioca…