Sobre la “Nueva ola” y Jean-Paul Belmondo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



El 6 de septiembre de este año falleció Jean-Paul Belmondo. Los actos en torno a sus exequias demostraron el afecto de los franceses por este personaje, de los más auténticos del pueblo galo. En la Iglesia de Saint-Germain-des-Prés despidieron con honores al actor, productor de cine y teatro que durante varias décadas se destacó no solo en el arte fílmico sino en la vida cotidiana de Francia.
Un verdadero representante de la “Nueva ola”, movimiento que se originó en Francia y se extendió a otros países.

Veamos brevemente algunos datos sobre la “Nouvelle vague” o “Nueva ola” francesa. Hay que remontarse a los años finales de la década de los cuarenta. En 1959 tomó mayor fuerza, cuando el director de cine Claude Chabrol decidió dirigir las películas “Los 400 golpes”, de François Truffaut e “Hiroshima, mi amor”, de Alain Resnais. Las películas de la Nueva ola son espontáneas, con grandes dosis de improvisación, tanto en el guion como en la actuación.

La expresión “Nueva ola” fue acuñada en Francia por la periodista Françoise Giroud en 1957. Se refería al cambio de postura de cineastas como Jean-Luc Godard, François Truffaut y Alain Resnais, quienes se apartaron de las normas tradicionales aplicadas a la dirección cinematográfica. “Si el escritor escribe con una pluma o bolígrafo, el director de cine escribe con una cámara”, afirmaban. Para ellos, el director tenía que situarse creativamente por encima de todo y la película tenía que nacer de él. Contribuyó mucho a la difusión de la Nueva ola, la aparición de un nuevo tipo de cinéfilos formados en cineclubes; estaban dispuestos a acoger toda novedad en el terreno cinematográfico. Por esos años finales de la década de los cincuenta comienza la actividad de Belmondo en el cine.

Jean-Paul Belmondo nació el 9 de abril de 1933 en Neuilly-sur-Seine, París. Su nombre completo: Jean-Paul Charles Belmondo. Desde joven practicó deportes, entre ellos el boxeo. Un recuerdo de esa afición le quedó para toda la vida: su nariz fracturada se convirtió en una de sus características físicas y contribuyó a sustentar el apodo que él mismo celebraba: “El hombre más feo del cine francés”. Pero Belmondo supo convertir ese defecto en un distintivo personal que no le impidió moverse con gran éxito entre las damas, quienes lo llamaban “el feo más hermoso del cine”.

Entre la filmografía de Jean-Paul Belmondo destacamos las películas “À bout de souffle” (“Sin aliento”) de 1960; es un clásico del cine francés considerada como “la primera película rebelde de Francia y del mundo”, según el famoso cineasta Henry Jeanson. Esta película con Belmondo es la más representativa de la Nueva ola. Su primer filme fue “À pied, à cheval et en voiture” (“A pie, a caballo y en carro”) filmada en1957. También filmó “El profesional”, “Pierrot, el loco”, “Cómo destruir al más famoso agente secreto del mundo”, “Dos mujeres”, con Sophia Loren; “Casino Royale”, “¿Arde París?”, en la que compartió papeles con Kirk Douglas y Alain Delon. Volvió a alternar con su amigo Delon en “Uno de dos”. En “Borsalino”, “El confidente” y “El guardaespaldas” también participó el actor francés. Obtuvo distinción con el Premio César (1989) por su desempeño como mejor actor en la película “Imperio del león”; Belmondo rechazó este galardón. En el 2007 recibió la “Legión de honor” en el grado de Comandante. Fue miembro de la Academia de los deportes.

Belmondo hizo parte de una pléyade extinguida de personajes adorados por el público francés. Recordamos a Edith Piaf, Yves, Montand, Charles Aznavour, Simone Signoret. Aún sobreviven Catherine Deneuve y la inolvidable Brigitte Bardot.
El presidente Emmanuel Macron clausuró la ceremonia luctuosa con palabras emocionadas sobre la vida de Belmondo.