Ana Cecilia Almanza, ‘La novia de Santa Marta’

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Hablar en pasado de personas que permanecerán en el presente no es cosa fácil. Se las evoca sin conseguir que el tiempo cierre sobre ellas su manto inexorable y establezca la distancia necesaria para percibirlas como un recuerdo. Es el caso de Ana Cecilia Almanza Campo, recientemente fallecida.

     Santa Marta y el Magdalena disfrutaron por décadas de las actividades culturales promovidas con amor y entusiasmo por una de sus hijas predilectas. Esta región, proclive a la desidia y a la indiferencia de los poderes gubernamentales en cuanto a manifestaciones culturales, tuvo la fortuna de contar con Ana Cecilia Almanza para mostrar al país el talento  que en la tierra de Bastidas muchas veces permanece oculto por falta de gestión. Con admirable tesón y gran dosis de paciencia supo sortear innumerables obstáculos para dar a conocer lo que Santa Marta significa en el campo del folclor. Fue una labor quijotesca, pero estuvo siempre dispuesta a lograr sus objetivos. Su altruismo no le permitía detenerse a pensar en nimiedades a la hora de cumplir una cita con su ciudad.

     Desde niña Ana Cecilia estableció un contacto cómplice con la música. Su abuelo materno, Antonio Campo, fue  flautista en la Banda de Músicos del Departamento del Magdalena. Un tío suyo, Dagoberto Almanza Granados, fue pianista de la Orquesta de Pacho Galán. Más tarde, el destino la unió en matrimonio al músico Gustavo Cuao Campo. Esa influencia musical la condujo a la Orquesta de Lucho Bermúdez, en la que se consagró y logró llenar un gran vació: remplazar a la inolvidable vocalista Matilde Díaz. Con Lucho Bermúdez realizó giras internacionales.

     Pero las metas de Ana Cecilia Almanza no se habían agotado. Su compromiso con la música la impulsaba a imponerse nuevos y más importantes retos. Comprendió que podía brindarle mucho más a su querida tierra, sobre todo, dejarle un legado a las futuras generaciones amantes de la cultura. De esa inquietud nació la Fundación que lleva su nombre, destinada a perpetuar el acervo musical de Santa Marta y de nuestra región caribe.

     Las aspiraciones de nuestra embajadora musical la llevaron a crear el ‘Concierto de amor a la música colombiana’, extraordinario espectáculo que se realiza todos los años. Además, la cantante samaria decidió rendir homenaje a los grandes cultores de nuestra música nacional, compositores en su mayor parte relegados al olvido por las instituciones que deberían velar por su bienestar cuando los años les hayan mermado sus fuerzas creativas y, en muchos casos,  su lucidez mental. Ana Cecilia Almanza, en sus encuentros anuales con los patriarcas de nuestra música logró que estos personajes revivieran sus épocas de gloria y cantaran con ella sus viejas canciones: Pacho Rada entonando su Lira plateña; Escalona con su Casa en el aire’; José Barros con Las pilanderas y Jorge Villamil viendo cómo lloraban los guaduales. Esos homenajes en vida no serán olvidados en el futuro. Todo, gracias a la iniciativa y supervisión que Ana Cecilia ejerció sobre sus 29 ‘Conciertos de amor a la música colombiana’.

     La actividad cultural de Ana Cecilia Almanza llegó más allá de los límites de nuestro Departamento: la Gobernación del Guaviare le otorgó un reconocimiento por su representación nacional de la cultura y el folclor en el 2006. Ya había recibido la Gran Cruz de Bastidas en el 2004 por su aporte a la cultura. La Fundación Periodistas Bolivarianos de América la designó como Ciudadana Ejemplar de Santa Marta en el 2012 y la Gobernación del Magdalena le concedió la máxima condecoración como Cultora en el 2017. En nuestros corazones llevaremos por siempre el recuerdo de ‘La Novia de Santa Marta’.