Haití, pilando por el afrecho y le roban el maíz

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Escrito por:

Jesús Iguarán Iguarán

Jesús Iguarán Iguarán

Columna: Opinión

e-mail: jaiisijuana@hotmail.com


El pueblo Haitiano logró su independencia un lustro antes de nuestra independencia, sin embargo  desde su emancipación se encuentra sumido en una inestabilidad política crónica experimentando una sucesión de dictaduras, intercaladas con algunos cambios democráticos. La nación históricamente ha vivido en íntimo contacto con el desamparo y la escasez, sin que pueda alcanzar una proyección que lo conduzca a una estabilidad política y económica, sus condiciones socioeconómicas extremas, las aglomeraciones urbanas, los estilos precarios de construcción, la degradación ambiental, la debilidad del Estado y sumado la inopia que históricamente ha vivido adosada en cada extremo, lo que refleja en el pueblo haitiano un duro vivir.

Todas esas enfermizas  construcciones se redujeron a escombro a causa del terremoto que hace once años azotó a este empobrecido pueblo que por siglos se conoce como el más indigente del continente. 

Sumado la crisis económica y social que vive, se encuentra consternada políticamente por el asesinado de su presidente Jovenel Moise, quien el pasado miércoles fue ultimado en su hogar privado, de igual manera su esposa Martine Moise, resultó herida en el ataque de arma de fuego, este magnicidio empeora mortalmente la crisis política social y económica que sufre el país. 

Desde su posición en el año 2017, Moise, enfrentaba el rechazo de la oposición que jamás ha reconocido su victoria, al siguiente año una de las razones que agravó la crisis socioeconómica fue el aumento del combustible que provocó tres días de disturbios.

 Antes de asumir el cargo, el Tribunal de Cuentas acusa al presidente  de “malversación de fondos”. La escasez de combustible sigue siendo la piedra en el zapato en su gobierno, los grandes reproches, las indeclinables manifestaciones y las protestas se intensifican hasta fines de agosto, dejado en el suelo haitiano decenas de muertos.

 Cerca del 70% de los claustros educativos no abrieron sus puertas. En febrero del presente año, el Consejo Superior de la Judicatura decreta el fin inmediato del mandato presidencial. Moise hizo caso omiso al mandato del poder judicial y se niega al abandono de la presidencia, alegando que aún le queda un año de gobierno, la conducta del mandatario acrecienta el inconformismo de la oposición, que desató su ira en un comando armado conformado supuestamente por mercenarios venezolanos y colombianos que este miércoles acabaron con la vida del presidente haitiano.

Hoy no sólo la indisciplina política angustia al país, la sociedad civil ha sido víctima de secuestro y extorciones para pedir un exagerado diezmo por su libertad, es notable en este país caribeño el reflejo de una creciente influencia de bandas armadas cuya osadía alcanza a matar al primer magistrado de su país, generando un enorme caos en una región históricamente marcada por la pobreza, la tragedia, los imperios, las conspiraciones políticas, los desastres naturales. Sumado a este desconcierto el presidente de la Corte Suprema falleció el pasado mes a causa de complicaciones por el Covid 19, desde hace dos años carece de parlamento debido a que fue clausurado por fuertes convulsiones políticas, agudizada en medio de la creciente violencia y de la pobreza en que se encuentra el país.

De manera que el país, ha quedado sin gobernante, sin parlamento y sin Corte Suprema, es decir sin poder, con deuda externa incalculable, el precio del combustible extorsionante, los niños sin escuelas, las manifestaciones generando un caos incontenible, en esta situación cabe decir un adagio popular guajiro “me encuentro pilando por el afrecho y me robaron el maíz” sólo para especificar que ha quedado en la calle.    

Cuando existe un asesinato de esta monstruosidad, no es preciso apresar al ejecutor sino buscar a quién favorece el magnicidio.