Oscar Wilde y su tragedia personal

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



El 25 de mayo de 1895 el escritor, poeta y dramaturgo Oscar Wilde fue condenado a prisión acusado de indecencia y ofensa a la moral, manera eufemística para referirse a la manifiesta homosexualidad de este importante personaje de las letras inglesas.
El marqués de Queensbury acusó a Wilde de ser el amante de su hijo, Alfred Douglas; aunque el joven se puso del lado del poeta, la justicia dictó condena por dos años con trabajos forzados. Más tarde Wilde escribiría su famosa obra “Balada de la cárcel de Reading”, poema en conmemoración de los difíciles días de su vida carcelaria.

Oscar Fingal O’ Flahertie Wills Wilde, nacido el 16 de octubre de 1854 en Dublín, Irlanda, provenía de familia aristocrática; estudió en Oxford y se graduó con honores. Su padre era William Wilde, el más importante cirujano otólogo y oftalmólogo de Irlanda; su madre era poetisa. Oscar Wilde fue una celebridad de su época por su aguzado ingenio y notable talento. Se destacaba entre sus amigos y era el centro de reuniones literarias y culturales. Utilizaba una forma refinada de introducir paradojas y temas que dominaba con facilidad. Esa característica le permitió conquistar a Constance Lloyd, hija de un consejero de la reina. Con Constance tuvo dos hijos; sin embargo, se separaron a raíz del escándalo sentimental que acabó con la vida literaria del poeta.

Al margen de esta tragedia hay que destacar los éxitos de Oscar Wilde, autor de obras famosas como “Salomé” (escrita en francés), “Balada de la cárcel de Reading” (1898), “El crimen de lord Arthur Saville”, “El retrato de Dorian Gray”, “El abanico de lady Windermere”, “Una mujer sin importancia”, “Un marido ideal”, “El príncipe feliz” (1888), “De profundis” (1905) y “La importancia de llamarse Ernesto”.

Entre las obras de Wilde solo hay una novela: “El retrato de Dorian Gray”, publicada en 1890. La crítica lo acusó de haber escrito una obra destinada a corromper el honesto sentir del público inglés. El autor, en respuesta, afirmó: “El crítico tiene que educar al público y el artista tiene que educar al crítico.”

La obra que más se ha difundido de Wilde, después de “El retrato de Dorian Gray” es “La importancia de llamarse Ernesto”. Desde el título en inglés (“The importance of being Earnest”) hay en esta obra una especie de ambigüedad o equívoco, puesto que “earnest” significa también “formal”; de manera que podría entenderse como “La importancia de ser formal”. El autor la calificó como “una comedia trivial para gente seria”. En esta comedia lo importante no es la trama sino el fino humorismo de los diálogos y el juego de los vocablos y situaciones. Wilde no se propuso representar la vida; solo quiso divertir. Se considera que con “La importancia de llamarse Ernesto” se introdujo en Inglaterra el teatro moderno.

La tragedia de uno de los poetas más importantes de la lengua inglesa solo la comprendemos si nos transportamos a la época que le tocó vivir: la era victoriana con sus decadentes normas de moralidad. En los tiempos actuales no tendríamos en el pedestal del arte a personajes como Elton John, “uno de los artistas musicales más exitosos de la historia” (Wikipedia) con su título honorífico de sir y su cónyuge David Furnish. Pero Oscar Wilde ocupó el espacio que le correspondía en el universo. Creemos que tenía razón cuando afirmó: “Escribí cuando no conocía la vida. Ahora que entiendo su significado, ya no tengo que escribir. La vida no puede escribirse; solo hay que vivirla”. Después de cumplir su condena se residenció en París. Allí falleció el 30 de noviembre de 1900 en completa indigencia.