Ahora o nunca

Columnas de Opinión
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Los alcaldes y gobernadores están perdiendo una gran oportunidad de generar riqueza y empleo en sus municipios y departamentos, por no priorizar los presupuestos al desarrollo en sus zonas rurales.

A pesar de que el gobierno nacional le ha puesto a su disposición parte de los recursos del presupuesto nacional y tres bancos (Findeter, Finagro y Bancoldex) con líneas de créditos blandas y garantía estatal, no han sabido canalizar el fondeo de esos recursos para cofinanciar las inversiones en vías rurales, presas y canales de riego, infraestructura de almacenamiento, programas de capacitación y transferencia de tecnologías, que los productores están exigiendo para invertir en el campo.

Está comprobado que los gobernantes que más y mejor invierten en este terreno tienen mayores posibilidades de generar riqueza, empleo productivo y desarrollo económico en sus territorios. La internacionalización de la economía que hoy nos preside, exige de los gobiernos territoriales mayor cooperación y acompañamiento al sector privado para favorecer su gestión. Es decir, una política que ayude con información de mercados, formación de productores y financiación de proyectos productivos y tecnológicos.

Una segunda línea importante por donde los alcaldes y gobernadores pueden impulsar el desarrollo económico y el empleo rural en sus territorios, es favoreciendo la capitalización de las empresas innovadoras de transformación de materias primas y comercialización de alimentos. Esta ayuda consiste fundamentalmente en desarrollar el capital de riesgo que en nuestro país está poco desarrollado y que se requiere para jalonar proyectos productivos y tecnológicos impulsados por grupos de productores del campo o emprendedores, en sus regiones. Los recursos de las regalías pueden ser una fuente de fondeo importante para este propósito.

La tercera línea de acción es el ordenamiento productivo o zonificación agropecuaria como herramienta básica de planificación productiva, para que los gobernadores y alcaldes puedan orientar las inversiones privadas de acuerdo a las condiciones agroecológica de las zonas rurales y la demanda del mercado, y definir el presupuesto de inversión en bienes públicos y demás ayudas.

Una cuarta línea de acción son los incentivos fiscales por varios años para atraer grandes industrias nacionales y globales, y así, desarrollar grandes agro parques. Ahí están los ejemplos de agro parques de Chile, Holanda y México. El de Querétaro (México) ya cuenta con 21 parques industriales que se concentran en 18 municipios con más de 56.000 empresas. La gobernadora del Atlántico, Elsa Noguera y el alcalde de Montería, Carlos Ordosgoitia, han comenzado a dar sus primeros pininos en esta estrategia. En esos dos departamentos hay un enorme potencial de producción de aceites de palma y coco, limón tahití, almidón de yuca, maíz para alimentos balanceados, carne bovina, tilapia y plátano, entre otros.

Sin duda alguna, la reactivación económica y generación de empleos en nuestros territorios está en el campo. La gente está aguantando hambre y desesperada por una oportunidad de empleo. Hay que detener esta crisis y esto no se soluciona con anuncios, pactos, Conpes ni subsidios que sólo contribuyen a perpetuar los problemas de la pobreza.
No le den más vuelta al asunto, hay que ponerse a trabajar en soluciones de verdad y que sean perdurables en el tiempo. Es ahora o nunca.


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