Cabrera Infante y ‘Tres tristes tigres’

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



El 21 de febrero del 2005 falleció en Londres Guillermo Cabrera Infante, escritor cubano nacionalizado en Inglaterra. Es una efeméride literaria que nos permite hablar del fundador de la Cinemateca Cubana, de la que fue director hasta cuando el dictador Fulgencio Batista la cerró.
Cabrera Infante nació el 22 de abril de 1929 en Gibara, Cuba. Fue crítico de cine en la revista Carteles entre 1954 y 1960. Dirigió la revista literaria Lunes de Revolución. Ejerció la diplomacia en Bruselas. Cuestionó siempre la idea del escritor comprometido. Esto lo distanció del régimen cubano y se exilió en Inglaterra. Afirmaba: “El único deber de un escritor es escribir lo mejor posible; me refiero a llevar a último término sus posibilidades de escritor, las posibilidades de la escritura, las posibilidades del lenguaje”.

Una obra importante de este escritor es ‘Vidas para leerlas’, 1998. Desde el título se adivina la intención del autor de crear cierta confusión entre los lectores, que indudablemente lo asociarán con ‘Vidas paralelas’ de Plutarco. Pero nada más distinto.

En el libro de Cabrera Infante las vidas destacadas no corren paralelas; por el contrario, divergen claramente unas de otras. Aunque el autor es novelista, sus historias consignadas en ‘Vidas para leerlas’ se ciñen a la verdad conocida por él mismo, en algunos casos, o relatadas por allegados a sus biografiados.

Cuando retrata al poeta García Lorca, el autor nos da a conocer las relaciones del poeta de Granada con el colombiano Porfirio Barba Jacob; sobre todo, nos señala las coincidencias homosexuales de ambos y un oscuro incidente al disputarse descaradamente los favores de un fornido mozo en el malecón de la Habana. Pero se conoce también una faceta oculta del gran escritor cubano José Lezama Lima, autor de ‘Paradiso’, una obra explosiva anterior a la aparición del llamado “boom literario latinoamericano”. También nos sitúa Cabrera Infante frente a Virgilio Piñera, poeta, narrador e importante dramaturgo cubano nacido en 1912.

El ajedrecista José Raúl Capablanca pertenece a los recuerdos de infancia que Cabrera Infante incluye en ‘Vidas para leerlas’. En efecto, su madre lo llevó de la mano a ver el cadáver del rey del deporte-ciencia en el catafalco donde se lo expuso para que recibiera el homenaje del pueblo cubano. Hay en ‘Vidas para leerlas’ una referencia al poeta y dramaturgo Calvert Casey. Es la parte más intimista de toda la obra y refleja el aprecio que sentía Cabrera Infante por este atribulado cubano nacido en Baltimore, Estados Unidos. Son, sin duda, vidas para conocerlas mediante la lectura.

Entre las obras de Cabrera Infante están: ‘Así en la paz como en la guerra’ (1960), ‘Tres tristes tigres’ (1966), ‘Vista del amanecer en el trópico’ (1974), ‘Exorcismos de esti(l)o’ (1976), ‘La Habana para un infante difunto’ (1979). Sobre cine escribió ‘Un oficio del siglo XX’ en 1963 y ‘Arcadia todas las noches’ en 1978; también es autor de la novela corta ‘Delito por bailar el chachachá’ (1995). Recibió el Premio Cervantes. Antes, en 1969, había ganado el Premio Biblioteca Breve.

El libro por el cual se recuerda a Cabrera Infante es, sin duda, ‘Tres tristes tigres’. Pero, en conjunto, su obra es un compendio de buena literatura y un logrado intento para rescatar el lenguaje habanero sin abandonar el propósito de rendir culto a la lengua española. El malabarismo verbal de Cabrera Infante se patentiza en todas sus obras. Pero en ‘Vidas para leerlas’ el autor da rienda suelta a su juego con la palabra y a cada momento nos sorprende con retruécanos y otros recursos literarios que llenan de humor este libro singular.