De George Floyd a Javier Ordoñez

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Escrito por:

Jesús Iguarán Iguarán

Jesús Iguarán Iguarán

Columna: Opinión

e-mail: jaiisijuana@hotmail.com


De George Floyd a Javier Ordoñez

A pesar de que Barack Obama se desempeñó como presidente de los Estados Unidos (2009 a 2017) se pensó que este país había entrado a una nueva era post – racial. Sin embargo, la discriminación social aún no ha dejado huellas de paz en ese país y sigue reflejando desigualdad social y económica, prueba de ello que la muerte de George Floyd, levantó un inconformismo alterado, debido a que un policía blanco mantuvo su rodilla sobre el cuello del ciudadano de color por casi nueve minutos, hasta que dejó de responder a estímulos.

La muerte de George Floyd en los Estado Unido levantó una rebeldía desquiciada, debido a que un policía blanco de nombre Derek Chauvin mantuvo su rodilla sobre el cuello del ciudadano de color por casi nueve minutos, hasta que dejó de responder a sus estímulos.

 Varias ciudades fueron escenario de violentas protestas, más por opresión y el racismo que por la brutalidad policial. El racimo ha generado violencia y después de más de un siglo de continua lucha no ha dejado de convertirse en un problema social casi insuperable. 

Paralelo aquel desbarajuste gringo, en Colombia la muerte del ciudadano Javier Ordoñez, también desató actos de violencia incontenible e irracional en diferentes ciudades, al igual que en los EE. UU los desórdenes se originaron por brutalidad policial, con la diferencia que en el país civilizado no actuaron pirómanos, ni incendiaron buses de servicios públicos, ni atropellaron estacionamiento policial, aquí los ciudadanos malévolos que más por la defensa de un compatriota, poseen como consigna la desestabilidad social, hasta convertirse en un atentado contra la administración.

Como los creadores del desorden saben que la justicia en este país está lejos de ser rápida, pronta, eficaz y oportuna, incluso ha atribuido a generar incomprensión y desconfianza en la ciudadanía, que no colabora con decisión y entusiasmo en el éxito de las investigaciones, es decir que la lenta y paquidérmica manera como se maneja la justicia ha contribuido a que la injusticia se acreciente de manera acelerada y prive al ciudadano de tener un gigantesco valor civil.

 La propia justicia ha creado un litigante que sin proponérselo se ha consagrado como el mejor jurista de la nación, sólo basta que los procesos se dilaten por 120 días para que se declare en “vencimiento de término” y de inmediato el delincuente consigue “libertad condicional”, aun se tenga conocimiento que ha sido protagonista de innumerables delitos y no deja de ser un peligro para la sociedad.

No nos extrañemos que el jurista “Vencimiento de término” en cuatro meses el patrullero Juan Camilo Lloreda y sus cómplices, gocen de plena libertad.

 No se justifica, ni tiene explicación alguna, que en caso en que el delincuente sea visto por todo el país mediante video y el delincuente se entregue a la justicia, los procesos se dilaten en forma infinita con el deplorable resultado de que, finalmente se confunden las pruebas, desaparecen y se logra distorsionar para favorecer la impunidad.