Sobre Wuhan, coronavirus y el río Yangtsé

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



La ciudad china de Wuhan es la capital de la provincia de Hubei. Salió del anonimato a raíz de la pandemia de coronavirus que nos tiene en interminable zozobra. Pero este bello lugar ya tenía una tradición funesta. Buscando datos para estas Acotaciones encontramos información que sitúa a Wuhan como ciudad repitente en cuanto a tragedias de gran calado. Entre los antecedentes que estigmatizan a esta población china está la inundación que sufrió el 31 de agosto de1931 por el desbordamiento del río Yangtsé.

Wuhan está construida en el curso medio del río Yangtsé. Antes eran tres ciudades pero a partir de 1927 se convirtió en lo que hoy es. Allí viven once millones de personas. Está en el centro de la China y es la séptima ciudad más grande del país; su economía está entre las mayores. Se la conoce como “Capital de la China Central” y por sus altas temperaturas en verano, la llaman “La olla de China”. Wuhan está a pocas horas en tren de la mayoría de ciudades importantes de China y es muy importante en la industria del acero. Puesto que su destino está irremediablemente unido a los ‘caprichos’ del río Yangtsé, hablemos de esta importante arteria fluvial.

El río Yangtsé tiene una longitud de 6.300 kilómetros; es el tercero más largo del mundo, después del Nilo y el Amazonas. Su nombre significa “el más largo”. En las inmediaciones de este río viven cerca de cuatrocientos millones de personas. Sobre su cauce está construida la presa de las “Tres gargantas”, la más grande del mundo. Barcos transatlánticos pueden navegar por el Yangtsé hasta Wuhan. El enorme sistema fluvial de este río recibe las aguas por los flancos sur y norte, lo que provoca temporadas de inundaciones que se extienden de mayo a agosto. Estas inundaciones resultan desastrosas, por lo que el gobierno debe implementar constantemente medidas para remediar en parte los inmensos estragos. En 1911, por ejemplo, uno de estos desbordamientos dejó alrededor de 100.000 víctimas fatales. En 1954 se produjo la muerte de 30.000 personas, aproximadamente. La inundación del 31 de agosto de1931 dejó un saldo de 145.000 muertos y la población de Wuhan sufrió gran parte de esta calamidad. Allí el agua alcanzó una altura de dieciséis metros.

Como puede verse, la ciudad que hoy se menciona como la primera en albergar el coronavirus ha sido azotada por grandes tragedias. Hay varios factores que explican las inundaciones causadas por el río Yangtsé y su propensión a desbordarse. Uno de ellos es la cantidad de lluvia que recibe: con el calor del verano los glaciares de nieve de las montañas del oeste de China se derriten y desembocan en el Yangtsé.

La inundación de 1931 llenó un área del tamaño del estado de Nueva York. Nanjing, la capital de China en ese momento, estuvo bajo el agua durante seis semanas. Una encuesta realizada días después de este desastre afirmaba que 150.000 personas habían perecido ahogadas. Sin embargo, llegó a decirse que el número total de muertos estaba alrededor de los cuatro millones. Solo en el valle de Wuhan murieron 250.000 personas por ahogamiento, enfermedades e inanición.

Después de conocer estos datos sobre la ciudad de Wuhan y sus desdichas a través de los años, nos mueve un sentimiento de solidaridad con esta población que trata de levantarse cada vez que es golpeada por las circunstancias y que de ninguna manera es culpable de que en su territorio haya aparecido por primera vez, el 31 de diciembre del 2019, el fatídico coronavirus.