Lo que estamos viviendo en carne propia las generaciones presentes, es sin duda algo inédito. Hemos tenido dificultades económicas y sociales, cierto, pero nada comparable con esta crisis, en la que a pesar de todo vemos personas que aguzando su inteligencia están encontrando oportunidades, emprendiendo, haciendo surgir nuevos negocios, lo cual no se esperaba tan pronto, lo que impone estudiar y analizar, en lo que preliminarmente cabe, las nuevos derroteros y características del mercado, lo mismo que identificar nuevas necesidades y oportunidades, en lo que nos da la mano la innovación.
Deja esto la necesidad de pensar y repensar los negocios, además de varios otros asuntos, así como aprovechar al máximo la era digital para acercarnos a los nuevos núcleos poblacionales que usan sus plataformas y todo lo que en sí mismo implica, más cuando esto ha obligado sustanciales cambios de hábitos. Muchas cosas han cambiado y me temo que algunas de ella llegaron para quedarse. Los emprendedores tendrán que adecuarse a las nuevas audiencias digitales, adaptar productos y mensajes y contar con el bolsillo de todos, esto es con la capacidad adquisitiva por segmentos.
De la misma manera, investigar, explorar, explotar las ventajas comparativas y las diferenciales, ser creativos en diseño, elaboración y comercialización de productos derivados para penetrar nuevos espacios de mercado, con acuerdos comerciales que permitan ser más competitivos, asesorar en línea para atraer clientes virtuales, impulsar ventas en línea, disponerse a crecer. Desarrollar nuevas habilidades, capacitarse, definir horizonte, adquirir nuevos conocimientos, identificar potenciales mercados, investigar formas de innovar. Tener en cuenta en el emprendimiento que crear negocios no es solo una buena idea, sino tener una visión clara, estudiar entorno, competencia, público objetivo, al igual que sumarle valor a los productos, para ser más atractivo y sostenible.
Respecto del qué, cómo y cuándo emprender, importante es aprender lo que otros no hayan aprendido, ir donde los otros no hayan ido, otear las oportunidades para ofrecer los productos con tino, incorporar métodos de compra segura y acudir a la experiencias y visiones que inspiren a emprender con claros objetivos y aterrizados, esto es, sin estar pensando en pajaritos en el aire ni en “La lechera” de Félix María de Samaniego.
Es hora de la autorealización, reinventarnos, animarnos, capacitarnos, descubrir las reales posibilidades, pasar a la acción, hacer el trabajo de volver a crear vida propia, saber que la toma de decisiones no es opcional, que crisis e innovaciones traen cambios, que el valor que tengamos para enfrentar las adversidades es compromiso de todos, que atreverse significa hacer actos audaces y significativos. Luis Rojas Marcos, refiere que reinventarse siempre es algo provocado, por lo general no cambiamos si no se nos obliga a ello; y que “La reinvención tiene lugar cuando una persona ha de enfrentarse a un cambio importante en su vida o su entorno, negativo o positivo, que suele ocurrir de forma inesperada”. No es cambiar por cambiar. Es cambiar actitudes, modificar conductas, adaptarnos a nuevas reglas, actuar con voluntad y decisión.