Escrito por:
José Vanegas Mejía
Columna: Acotaciones de los Viernes
e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es
Comienzo estas Acotaciones del 2020 con un recuerdo personal al evocar episodios ocurridos durante mi desempeño como docente por muchos años.
La solución de crucigramas es un entretenimiento que los adultos deben inculcar en los niños y tratar de fortalecer en los jóvenes. Aun personas de mayor edad podrían interesarse por esta afición y lograr cierto progreso si no tuvieran el concepto errado de que el crucigrama es un juego que solo sirve para perder el tiempo.
El crucigrama fue inventado por el periodista angloestadounidense Arthur Wynne, editor jefe del periódico New York Word. El primer crucigrama apareció publicado el 21 de diciembre de 1913. Ha cumplido más de un siglo y todavía cumple y seguirá cumpliendo su función principal. El nombre de crucigrama proviene del inglés de origen anglosajón “crossword”, que significa “palabras cruzadas”. En francés se escribe “mots croisés” y en italiano “cruciverba” y “parole crociate”.
Resolver crucigramas es un ejercicio mental muy completo, puesto que refuerza el desarrollo del área de conocimientos generales, de cultura y del mundo en general. También estimula la memoria a largo plazo. Entre los beneficios que produce la solución de crucigramas podemos señalar los siguientes: evocar y recordar nombres, fechas, hechos, datos, símbolos… Mejorar habilidades verbales como la estimulación de la comprensión lectora, la ortografía, el vocabulario, especialmente por el uso de sinónimos y antónimos. Desarrollar el pensamiento lógico y la capacidad de deducción. Reforzar la atención y la concentración voluntaria.
Quienes se acostumbran a resolver crucigramas, al completar uno de estos acertijos no pueden ocultar la agradable sensación de bienestar y autoconfianza en sus propias capacidades: coloquialmente podríamos decir que “sacan pecho”. Por otra parte, los crucigramas ayudan a eliminar el estrés y contribuyen a prevenir el deterioro cognitivo y enfermedades degenerativas que aparecen con el paso de los años.
Para terminar este artículo serio sobre el crucigrama, mencionemos un dato que no resta importancia a todo lo dicho y, por el contrario, confirma la idea de que los crucigramistas son celosos defensores de su actividad: unos esconden sus crucigramas cuando se les acercan personas con la misma afición; quieren exprimir sus neuronas en solitario pues eso les causa deleite. Otros prefieren aceptar ayuda y hasta la solicitan cuando literalmente no encuentran la solución correcta. Son gajes del oficio, dirían ellos, de acuerdo con las circunstancias.