Escrito por:

Tulio Ramos Mancilla
Columna: Toma de Posiciones
e-mail: tramosmancilla@hotmail.com
Twitter: @TulioRamosM
En su última columna en Semana, el gran formador de opinión, Antonio Caballero, expone una tesis interesante en relación con el talante personal del ex ministro de Agricultura, y promotor del desfalco hecho a través de Agro Ingreso Seguro, Andrés Arias, mejor conocido -casi autodenominado- como simplemente Uribito. Dice Caballero que se está "santificando" al procesado Arias con eso de enviarlo a la cárcel, aunque tal circunstancia, agrego yo, se hubiera dado como un resultado apenas lógico, pues era impensable que no se aplicara la medida de aseguramiento en este caso, teniendo en cuenta la situación social y política del personaje en cuestión.
Por supuesto, no puedo estar de acuerdo con lo anterior. Sin embargo, creo entender al columnista: ese hecho romanticón de que el tipo -responsable a todas luces, en principio- va a la cárcel, y luego, por obra de los azares del destino, o de la mafia, se escapa de una condena, ha ofrecido, a lo largo de la historia, muchas lecciones acerca de los resultados contraproducentes e irónicos que puede tener en el mediano y largo plazo la imposición de una sanción (o lo que parece una) bajo el efecto de la presión social (como en este caso); así, la idea de que Uribito pase de casi condenado a mártir uribista, candidato presidencial y Presidente, si bien no es descabellada del todo, como bien lo considera Antonio Caballero, debo decir que, en mi opinión, ya no es factible en este país. Y esta es una opinión más visceral que otra cosa: me niego a creer que mi país pudiere ser tan sinvergüenza, tan irresponsable consigo mismo y tan cobarde. Entonces, amigo Arias, alias Uribito, te lo digo en nombre del pueblo colombiano: ¡tienes que pagar!