¿Recuerdan aquella obrita de García Márquez?

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Comienzo esta nota afirmando que el escritor vivo más importante de la lengua castellana se está tomando un recreo literario --además de un descanso físico-- antes de continuar la obra que espera todo el mundo, es decir, la continuación de sus memorias, aunque parece que jamás agregará una letra a lo que dejó escrito con el título de 'Vivir para contarla'. Es probable que el Nobel de Aracataca no vuelva a escribir; es más, lo ha manifestado en algunas ocasiones.

Pero no es raro que aparezcan pequeños textos como lanzados al desgaire, escritos para 'aflojar el pulso' y darle tiempo al tiempo. Así ocurrió cuando decidió publicar una serie de cuentos que había escrito aquí y allá, en fechas diferentes, con el fin de exorcizar sus demonios macondianos. En ese caso específico pudimos deleitarnos con 'Doce cuentos peregrinos'.

Lo que no debe ocurrir es que nuestro máximo escritor refrende con su firma una obra semejante a 'Memoria de mis putas tristes', publicada en octubre del 2004. En aquella ocasión muchos críticos encontraron toda clase de bondades en esa novela corta, aunque en realidad habría pasado con menos bombos y platillos si su autor no portara la aureola que nadie se atreve a irrespetar. Una obra meritoria, tal vez, pero no del otro mundo.

¿O será que esperamos mucho más del escritor que creó un universo insuperable en 'Cien años de soledad' y más tarde nos mostró la radiografía común de los dictadores tropicales con 'El otoño del patriarca' para complementar los retratos bosquejados en 'Tirano Banderas' del español Ramón del Valle-Inclán, 'El señor presidente' del guatemalteco Miguel Ángel Asturias y 'Yo, el Supremo' del paraguayo Augusto Roa Bastos?

Los otros trabajos literarios de García Márquez son de lectura obligatoria, si queremos encontrar en la literatura testimonios de nuestra violencia; de la oficial y de la otra.

Óscar Collazos, periodista, escritor y crítico literario, en su columna de El Tiempo llamó "noveleta" a 'Memoria de mis putas tristes'. No creo que el apelativo obedezca a envidia o resentimiento.

Tal vez quiere señalar la distancia que hay entre las mejores producciones del Nobel colombiano y esta obra poco trabajada. Un intelectual, cuyo nombre no recuerdo ahora, afirma que mejor que García Márquez es Fernando Vallejo, autor de 'El desbarrancadero', 'La virgen de los sicarios' y 'La puta de Babilonia'. Son palabras para tener en cuenta, aunque tal vez se trate de exageraciones irreflexivas. Edmundo López Gómez, otra autoridad en crítica literaria, también piensa que Gabo tenía la guardia baja cuando escribió esa novela. Así lo manifiesta en su artículo 'Mi lectura de Gabito', en un diario de poca circulación.

La verdad es que no puede negarse que muchos buenos novelistas no han podido destacarse como lo merecen porque la sombra que produce cada obra de García Márquez los deja sumidos en una suerte de penumbra literaria. ¡De malas, ellos!, podría decir el laureado escritor, aunque 'Memoria de mis putas tristes' no es capaz de producir sombra.

Lástima que las memorias de García Márquez solo lleguen hasta la década de los años cincuenta; porque la obra del británico Gerard Martin, 'García Márquez, una vida' carece del lenguaje embrujado que nos brindó siempre nuestro escritor. Queremos convencernos de que 'Memoria de mis putas tristes' fue solo un receso, un espacio apacible que el autor encontró para tomar un merecido descanso. Pero, definitivamente, como obra literaria no está a la altura del prestigio de Gabo. ¿La recordaremos algún día?