“Vencer no es convencer”: Miguel de Unamuno

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Un día como hoy, 12 de octubre pero de 1936, don Miguel de Unamuno pronunció estas palabras: “¡Vencer no es convencer!”. Eran parte de la respuesta que dio a una afirmación del general Millán Astray en pleno recinto de la Universidad de Salamanca, donde Unamuno era rector por tercera vez. Cuenta la historia que el general Millán Astray, fundador de un grupo de militares llamado La Legión, ingresó con sus escoltas a la Universidad de Salamanca, donde se realizaba un acto conmemorativo del Día de la Raza.

En un momento determinado gritó: “¿Puedo hablar, puedo hablar? ¡Cataluña y las Vascongadas, las Vascongadas y Cataluña son dos cánceres en el cuerpo de la nación! ¡El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí!”. Consciente de que se encontraba en el paraninfo de la universidad, Millán Astray agregó: “¡Muera la inteligencia!”. El rector Unamuno replicó: “¡Este es el templo de la inteligencia y yo soy su supremo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que penséis en España”.

     Cuando se habla de Miguel de Unamuno hay que destacar su importancia en el desarrollo de la cultura universal. Su nombre está asociado a la Generación del 98, movimiento literario que surgió alrededor de un sentimiento patriótico en la república española. A grandes rasgos, señalemos que España, que había sido un imperio y se jactaba de que “en sus fronteras no se ponía el sol”, perdió en 1898 sus principales colonias de ultramar, entre ellas Filipinas, Cuba y Puerto Rico. Intelectuales españoles no se resignaban a esa realidad y enfocaron sus producciones literarias a exaltar las glorias pasadas, a rememorar el antiguo esplendor de los campos, a escribir ensayos en busca de la fortaleza moral, económica y cultural seriamente disminuidas. Los escritores y filósofos de ese momento frisaban los veinticinco o treinta y cinco años. Por la similitud de sus objetivos se los llama Generación del 98. Entre ellos sobresale don Miguel de Unamuno, al lado de Antonio Machado, Manuel Machado, Azorín, Ramiro de Maeztu, Ramón del Valle-Inclán, Pío Baroja y otros.

     Miguel de Unamuno nació en Bilbao en 1864. Cursó bachillerato en su ciudad y en 1880 se trasladó a Madrid para cursar Filosofía y Letras. Obtuvo su doctorado con una tesis sobre el pueblo vasco. En 1891 obtuvo la cátedra de griego e historia de la lengua en Salamanca.

Estuvo afiliado al Partido Socialista Español (PSOE) entre 1894 y 1897. En 1914 fue despojado de su cargo de rector de la Universidad por declararse partidario de los Aliados. Más tarde, en 1920, fue procesado por haber escrito un artículo injurioso contra el rey Alfonso VIII. En 1924, nuevamente destituido de la rectoría de la Universidad de Salamanca por el dictador Miguel Primo de Rivera. Fue desterrado a una de las Islas Canarias. Se refugió en Francia, pero en 1831 la República le devolvió su cátedra de historia de la lengua española y el rectorado, en el que permaneció hasta  el comienzo de la Guerra Civil Española (1936), a pesar de haberse jubilado en 1934.

     Son obras de Miguel de Unamuno: ‘Paz en la guerra’, ‘Vida de Don Quijote y Sancho’, ‘Del sentimiento trágico de la vida’, ‘Niebla’, ‘Abel Sánchez’, ‘La agonía del cristianismo’, ‘La tía Tula’, ‘San Manuel Bueno, mártir’. En poesía: ‘Los salmos’, ‘El Cristo de Velázquez’. En teatro: ‘Raquel encadenada’, ‘Medea’ y ‘El hermano Juan’.