Ernesto Sábato prefirió ser humano

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Ernesto Sábato nació el 24 de junio de 1911 en Rojas, Argentina. Su afición a la física lo llevó a doctorarse en esa disciplina, en la Universidad de La Plata, 1938. Más tarde investigó sobre las radiaciones atómicas en el Laboratorio Curie, en París.

Sin duda Sábato era un científico con todas las de la ley, y con sobrados méritos. En su país se esperaba que algún día lograra el Premio Nobel de física, pero otra cosa pensaba el futuro escritor.

Según él, su verdadera vocación era el arte, en oposición a la racionalidad extrema de la física. Pero entre la ciencia y el arte estuvo el Sábato que entre 1983 y 1984 presidió la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, que dio origen al libro 'Nunca más', conocido como el Informe Sábato.

En 1945 Sábato publicó el ensayo 'Uno y el universo', centrado en la deshumanización de la sociedad tecnológica. En 1945 apareció su primera novela, 'El túnel', de carácter sicológico.

Con esta obra el escritor argentino inscribió su nombre en las literaturas latinoamericana y universal. Posteriormente, en 1961, apareció su segunda obra: 'Sobre héroes y tumbas', que incluye un estremecedor informe sobre ciegos.

En una entrevista el autor se expresó así: "Esa es la obra en que intento dar una visión total de mi realidad. De toda mi realidad, sobre héroes y tumbas, sobre esperanzas y desesperanzas, sobre la vida y la muerte, el bien y el mal". En 1974 Sábato publicó su tercera novela: 'Abaddón, el exterminador'.

Si nos detenemos a contemplar la vida de Sábato comprenderemos su decisión de actuar del lado humanitario, opuesto al desalmado universo de la tecnología. La literatura lo llamaba a su seno, aunque amigos entrañables condenaran su deserción de la ciencia para entrar al reino del "charlatanismo", es decir, a la literatura.

El doctor Gaviola, su antiguo gran amigo, le manifestó que lo perdonaría si algún día lograba escribir una obra como 'La montaña mágica', de Thomas Mann. Sábato opinó al respecto: "Pobre Gaviola, creo que nunca supo que la lectura de 'El túnel' impresionó al propio Mann, según anotó él mismo en uno de sus diarios".

Como homenaje a la memoria de este gran escritor citaremos algunos de sus pensamientos: "Siempre tuve miedo al futuro, porque en el futuro, entre otras cosas, está la muerte". (En 'Diálogo con Jorge Luis Borges').

"Las modas son legítimas en las cosas menores, como el vestido.

En el pensamiento y en el arte son abominables". "Ser original es, en cierto modo, estar poniendo de manifiesto la mediocridad de los demás". "El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria. Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse". "¿Qué se puede hacer en ochenta años? Probablemente, empezar a darse cuenta de cómo habría que vivir y cuáles son las tres o cuatro cosas que valen la pena". ('Uno y el universo').

"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano".

('Antes del fin'). "Todo hace pensar que la tierra va en camino de transformarse en un desierto superpoblado… Este paisaje fúnebre y desafortunado es obra de esa clase de gente que se habrá reído de los pobres diablos que desde hace tantos años lo veníamos advirtiendo, aduciendo que eran fábulas típicas de escritores, de poetas fantasiosos". ('Antes del fin'). "Si nos cruzamos de brazos seremos cómplices de un sistema que ha legitimado la muerte silenciosa". (Ensayo 'La Resistencia').

Ernesto Sábato falleció el 30 de abril de este año en la ciudad de Santos Lugares, donde se había instalado desde 1945.