La maledicencia de muchos periodistas

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



El 3 de este mes falleció Mohamed Alí, considerado el más grande boxeador de todos los tiempos. Imposible decir algo que rebaje su categoría de atleta excepcional o que opaque su meritoria existencia como ser humano. Sin embargo, quienes escudriñan en la vida de los demás para encontrar en qué basar su propio oficio, son felices cuando encuentran un motivo, real o falso, para ejercer su poder destructivo. La crítica, apoyada en la prensa, pretendió presentarlo como cobarde por haberse negado a prestar el servicio militar durante la guerra de Vietnam. El boxeador alegó que no actuaría contra sus principios porque “no estoy dispuesto a matar a nadie”. Fue despojado del título y de su licencia de boxeador, pero no de sus convicciones.


Lógicamente, estos apuntes no son solo para elevar más a Mohamed Alí en la escala que lo condujo a la gloria. En cambio, nos permiten estas líneas expresarnos en contra de quienes solo buscan lo negativo en la vida profesional de personajes que por sus propios méritos han surgido en sus particulares actividades. Recordamos para ello los acres y malintencionados comentarios de un crítico español cuando el Real Madrid decidió contratar al jugador colombiano James Rodríguez. Afirmaba el vociferante: “Se arrepentirán de haber adquirido a un futbolista del montón”. La realidad ha sido otra. Y si actualmente, por motivos que desconocemos, los directivos del equipo de Madrid no aprovechan al jugador que les costó muchos millones de dólares, por lo menos los colombianos tenemos la obligación de rodear al goleador de nuestra Selección.

Sobre Shakira publicamos el 24 de abril de 2012 el artículo titulado ‘Shakira es valiosa’. No podíamos aceptar que se la atacara y ridiculizara por haberse equivocado al entonar nuestro himno nacional. Aún se critica su ligero acento español, sin tener en cuenta que no es algo grave en una persona que ya lleva años residenciada en el país ibérico. En cambio, poco significa, para muchos periodistas y faranduleros, su extraordinaria sensibilidad social reflejada en las instituciones creadas por ella con el nombre de ‘Pies descalzos’ para niños no solo en Colombia.

Y terminemos con dos casos hipotéticos, pero que están en el camino de esos periodistas maledicentes: Iván Ramiro Córdoba, defensor de la Selección Colombia en campeonatos mundiales y hasta hace un par de años jugador titular del Inter de Italia, es dueño de un hoja de vida que debe servir de espejo a las juventudes del país. Patrocina una brigada médica que, con un barco hospital, vela por la salud de muchos pueblos de nuestra costa Pacífica. Ojalá no se llegue al extremo de criticar a este deportista integral considerado ciudadano ejemplar en la culta ciudad de Milán. Entre otros personajes que deben recibir elogios por lo mucho que les debemos está Mario Alberto Yepes, ahora DT del Deportivo Cali. Durante su carrera como defensor de nuestros colores patrios nos brindó triunfos que aún están en nuestras mentes. ¡Claro que fue gol de Yepes! No faltará el seudo periodista que con la paciencia de Job espere el menor contratiempo del nuevo entrenador para caerle “con todos los hierros”. Nos estamos adelantando, es cierto. Pero no exageramos, porque en el periodismo, como en el mundo de la farándula, hay quienes sostienen su diario quehacer a costa de los tropezones ajenos. A veces nos preguntamos si es tan difícil encauzar por la senda positiva las energías en el periodismo. Porque los Clubes de Leones practican un lema que sirve para todas las circunstancias de la vida: “Construir; no destruir”.


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