Charles Lindbergh y su vuelo solitario

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Entre el 20 y el 21 de mayo de 1927 Lindbergh realizó una proeza que lo instaló entre los héroes de la aviación mundial.
El piloto, nacido con el nombre de Charles Augustus Lindbergh el 4 de febrero de 1902 en Detroit, Michigan, era ingeniero. Su padre, del mismo nombre, inmigrante sueco que ejercía como abogado, cuando fue congresista se opuso a que los Estados Unidos intervinieran en la primera Guerra Mundial. La madre de Lindbergh era maestra de química. Charles Lindbergh desde temprana edad mostró interés por la mecánica; ingresó a la Universidad de Wisconsin-Madison, a un programa de entrenamiento para pilotos. Compró un aeroplano usado en la primera Guerra Mundial y se dedicó a realizar exhibiciones de aviación por todo el país. En 1923 realizó su primer vuelo nocturno sobre el Lago Village y el Lago Chicot. Recibió entrenamiento de piloto con la Fuerza Aérea Norteamericana; fue el mejor de su clase.

En 1919 un empresario de hoteles de Nueva York, Raymond Orteig, había ofrecido un premio de 25.000 dólares al primer hombre que hiciera un vuelo sin escalas desde Nueva York a París o viceversa. En el intento por ganar este premio fallecieron algunos experimentados pilotos de diversos países. Después de varios años Lindbergh, solitario, voló desde el campo aéreo de Long Island, Nueva York, hasta París en 33 horas y 32 minutos. Su avión era de un solo motor y se llamaba “Espíritu de San Luis”. El presidente de los Estados Unidos, Calvin Coolidge, le otorgó la Cruz de Vuelo el 11 de junio de 1927. En 1929 recibió la Medalla de Honor por su histórico vuelo.

En 1929 Lindbergh se casó con Ana Morrow, hija del embajador de los Estados Unidos en México. Un año más tarde nació su hijo. La fama estaba por un lado. Por el otro, una gran desgracia asoló la vida de Charles Lindbergh: su hijo de veinte meses de nacido, fue raptado de sus habitaciones el 1 de marzo de 1932 y asesinado; el raptor, Bruno Richard Haupmann pretendía cobrar un jugoso rescate. El cadáver jamás apareció, lo cual dio origen a la dolorosa expresión “estar más perdido que el hijo de Lindbergh”. Este lamentable hecho ensombreció la vida del aviador. Repuesto de su inmenso dolor, el piloto fue congresista de su país. En uso de sus funciones se opuso a la participación de los Estados Unidos en la segunda Guerra Mundial. Se había declarado abiertamente seguidor de Hitler. Sin embargo, cuando los japoneses atacaron Pearl Harbor, en diciembre de 1941, Lindbergh quiso volver al ejército pero fue rechazado. Eso no impidió que trabajara como mecánico en la reparación de aviones y, como asesor civil, liderara más de 50 misiones de combate.

Recibió la Medalla de Honor del ejército nazi, por lo cual fue duramente criticado. Participó en el desarrollo del moderno avión comercial Boeing 747 y se convirtió en asesor de compañías civiles de aviación. Por su libro “El espíritu de San Luis” ganó un premio Pulitzer en 1954. En esa obra relata las experiencias en su vuelo en solitario sobre el océano Atlántico. El 20 de mayo de 1932, exactamente cinco años después del vuelo de Lindbergh, la aviadora estadounidense Amelia Earhart cubrió, solitaria, el trayecto Terranova-Gran Bretaña, hazaña semejante a la del héroe del “Espíritu de San Luis”. Lindbergh murió de cáncer el 24 de agosto de 1974 en su hogar de la isla Maui, Hawai.