Excursiones turísticas peligrosas

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



Con el fin de proveer elementos de juicio que fundamenten normativas de manera consensual en el manejo de excursiones turísticas focalizadas a diversos sectores de la exuberante belleza natural de sierras, ríos, ciénagas y demás biodiversidad propia de la fauna y la flora, se ha identificado la necesidad perentoria de obtener indicadores cuantitativos del impacto que pueda tener este fenómeno, sus causas y consecuencias. De allí que la masiva publicidad de los referenciados tours contrastan con la legalidad y legitimidad si se tiene en cuenta que estos anuncios refuerzan ciertos temores y tragedias.


Ante ello, se requiere un aterrizaje coherente y natural; es decir poner el acento en la problemática, analizarla, reflexionarla y buscar soluciones. La motivación de turistas nacionales y extranjeros por conocer sitios publicitados en redes sociales, corre inminente peligro cuando la programación se sale de los parámetros y normatividad legal; un ejemplo ilustrativo lo constituye la desobediencia por parte de algunos operadores turísticos, ofertando servicios hacia la Sierra Nevada y Ciudad Perdida sin contar con la aprobación y apoyo de las autoridades competentes, en este caso el batallón de Alta Montaña del Ejército Colombiano; esta prevención surge a raíz de la presencia por muchos años en ese lugar de grupos al margen de la Ley que no han sido diezmados.
En virtud a lo anterior, se hace imprescindible un proceso de reforzamiento estructural, basado en el estricto cumplimiento de la prevención del llamado de las autoridades; reforzamiento que sea capaz de responder a los requerimientos de fuerzas generadoras de cambios, responsables y eficientes. Cuando no se da fiel acatamiento a estas recomendaciones y se presentara una conducta criminal, el interrogante que surge es: ¿Quién tiene la culpa? La responsabilidad incumbe a los organizadores de eventos, ellos son los culpables de cualquier irregularidad; esto hace necesario un relevo generacional que propicie sensibilizar al ciudadano sobre los futuros riesgos que acarrea una decisión; para sentar un precedente nos basamos en denuncias que han hecho los guardacostas cuando han advertido la presencia de lanchas conducidas por personas que no tienen permiso, ni experiencia en el manejo de transportar turistas. Otros ejemplos que sirven de prevención los configuran los carros mixtos con exceso de capacidad que conducen a Tigrera, Minca, El Campano: estribaciones de la Sierra Nevada; igualmente la carretera hacia el mar: Palomino, Mingueo, Guachaca, Parque Tayrona, transporte éste riesgoso y peligroso para quienes lo utilizan, tal como lo muestra el accidente registrado hace más de un lustro con pérdidas humanas, por no cumplir normas de tránsito.
En este contexto tendríamos que decir que las causas y responsabilidades tienen carácter colectivo; los organizadores con el afán de ganar dinero y los turistas impulsados con la ilusión de conocer. No seamos ni muy ilusos ni muy osados. Esta información y testimonio respectivo debe ser sometido a la crítica reflexiva que permita llegar a explicaciones compartidas.
Todas estas ambigüedades que nos llevan a lo absurdo, deben ser contrarrestadas a través de un acertado plan de contingencia, que trace lineamientos y diseñe directrices, generando así estrategias para potenciar el desarrollo en el turismo. Lo ideal es trabajar en forma articulada: Ejército Colombiano, Policía Nacional con sus comandantes, Guardacostas y demás gremios y entidades que fomenten el turismo. Solo así podremos hacer sólida y bien estructurada la convivencia ciudadana. Las autoridades están instituidas para poner orden a irregularidades como en este caso; además para anunciar alertas tempranas a situaciones o conductas anómalas.