Viviendo Jesusmente

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Escrito por:

Alberto Linero Gómez

Alberto Linero Gómez

Columna: Orando y viviendo

e-mail: palbertojose@hotmail.com



Todas las decisiones traen consecuencias y tenemos que saber cuáles son esas posibles consecuencias y como nos pueden impactar.

Estoy convencido que si las consecuencias de nuestras decisiones nos sorprenden es que hemos improvisado.

La decisión de amar a Jesús de Nazaret y de creer en su propuesta de vida supone unas consecuencias claras que no podemos soslayar.

1. Quien ama a Jesús se conoce, se acepta y se valora.

Es alguien que se hace cargo de su proyecto personal y quiere sacarlo delante de la mejor manera.

No se puede ser creyente si te desprecias o te minusvaloras. Eres hechura de las manos de Dios y tienes que luchar por dar lo mejor de ti, por tener un plan de mejoramiento personal y por estar abierto a la acción de Dios, que te transforma y te llena de plenitud. Si no te amas no puedes amar a tu creador.

2. Quien ama a Jesús tiene una relación marcada por la comprensión, el perdón y el servicio con aquellos que están a su lado.

Si nos creemos hermanos de Jesús, hijos del mismo Padre, entonces, tenemos que luchar por comprender, perdonar y servir a aquellos con los que compartimos la existencia.

No se puede ser creyente en Jesús y a la vez ser indiferente ante el dolor del hermano.

No podemos hacer la vida a espaldas de las necesidades de los demás.
También existe el pecado social. No todo se puede quedar el pecado en una dimensión sexual.

El empobrecer a los otros, el lucrarnos con las necesidades de los demás, el manipular y eliminar al otro de nuestra existencia también nos hace no ser cristianos.

Lamento que nos horroricemos por los pecados sexuales pero alcahueteemos los pecados sociales.

3. Quien ama a Jesús cuida el medio ambiente. El Papa Francisco ha sido claro en su última encíclica, tenemos que cuidar el planeta.

Tenemos que cambiar este modo de vida que depreda y destruye el medio en el que estamos.

Tenemos que dejar de pensar sólo en nuestro presente y en nosotros mismos y ser responsables con aquellos que en el futuro vivirán en este planeta.

Un buen creyente tiene comportamientos ecológicos claros y comprometidos. Ser creyente no es sólo rezar/orar sino ser capaces de mostrar un modo de vida que valora el medio ambiente.

4. Quien ama a Jesús tiene una relación de total dependencia y obediencia con el Padre Dios. Su vida y su culto es la expresión del comprender que se está en las manos de Dios.

Se tiene que asumir -si se quiere ser cristiano- el modelo de vida del que camino las calles de Nazaret.
Tenemos que vivir como "alter Christus", esto es, como otros Cristos.

Un culto que no exprese la vida es inútil por muy lindo y solemne que sea. Unas oraciones que no encarnen los valores del Reino de Jesús son ineficaces aunque sean muy elaboradas teológicamente.

Es necesario que sepamos que consecuencias existenciales trae el ser cristiano, el confesar a Jesús como el Señor de nuestra vida. No podemos seguir diciendo algo con la boca y viviendo otra cosa en la cotidianidad.
Hoy te invito a asumir las consecuencias de tu fe. Vive a la manera de Jesús, es la única manera de ser felices.



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