Agro: marcha el Caribe

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Escrito por:

Edgar Castro Castro

Edgar Castro Castro

Columna: Opinión

e-mail: emcastroc@yahoo.com



En la reunión gremial del Caribe del pasado 9 de junio, llevada a cabo en Plato, los participantes decidieron apoyar la propuesta cesarense de realizar, en Bosconia, la Marcha Agropecuaria; que es una protesta pacífica que, bajo el lema "La seguridad alimentaria es de todos, salvemos el agro colombiano", busca llamar la atención del gobierno nacional por el desdén con el que se mira a este importante sector de la economía.

La marcha, que ha logrado convocar a todo el Caribe, ha ido sumando otras asociaciones agrarias en lo restante del país; como los ganaderos del Eje Cafetero, representando a los comités de Caldas, Quindío y Risaralda; que decidieron unirse para reclamar por las altas importaciones de leche en detrimento del productor nacional. Recordemos que el Eje Cafetero fue uno de los escenarios expresivos del descontento, cuando se realizó en el año 2013 "un tal paro agrario" que obligó a la regencia oficial a comprometerse con un plan agropecuario para que se levantaran las reniegas.

Sin embargo, después de casi dos años, no se ha visto nada de su ejecución, luego de plasmar en el papel más de 4500 proyectos. "Por eso, nos cansamos de un gobierno que solo promete, pero no ha desarrollado ninguna política clara en favor del campo", ha dicho Andrés Jaramillo Bernal, presidente del Comité de Ganaderos de Caldas.

El panorama no es nada halagador por todos los inconvenientes que zarandean a los productores del agro. La actividad agraria, que históricamente ha sido mirada de soslayo, ve empeorada su situación con una realidad que apunta a los Tratados de Libre Comercio, suscritos por Colombia, como dificultad estructural; especialmente los acordados con Estados Unidos y la Unión Europea que han puesto al país a batallar en desventaja con sus competidores directos.

Nos encontramos muy distantes de sus referentes productivos y de otras tantas condiciones que acrecientan el malestar, como tener que producir con altos costos por los cada vez crecientes precios de los insumos agropecuarios. De contera, las condiciones meteorológicas, con los conocidos fenómenos del Niño y la Niña, han asestado el golpe de gracia.

Se percibe un desvío de la atención sobre las causas de los problemas económicos que afrontan, además del agro, otros sectores económicos, achacando solo a la baja de los precios del petróleo su principal incidencia. La balanza comercial del país, con todas sus diversas unidades, que presentaba superávit en los últimos quince años, con dos pequeños baches en los años 2006 y 2007, cerró con un déficit de US$ 6293 millones en el año 2014, según el Dane. T

ranscribo lo que opina sobre el particular, el experto Andrés Espinosa Fenwarth: "Actualmente, prácticamente no queda ningún mercado superavitario en pie, habida cuenta que las importaciones originarias de Estados Unidos y la Unión Europea ahora son superiores a nuestras exportaciones a esos destinos.

Es más, las exportaciones colombianas a los mercados andinos se encuentran igualmente mermadas por numerosas trabas administrativas y de naturaleza política aplicadas en los países vecinos".

Así las cosas, está más que justificada la marcha pacífica gremial que busca, entre otros propósitos, que se examinen nuevamente los TLC’s en lo concerniente a las actividades agrarias, al tenor de lo previsto en las cláusulas de revisión. Si este pedido, el gobierno lo atiende con sereno equilibrio estaría ayudando a una magullada, pero significativa porción de la economía del país.