Sierra de Santa Marta, así será

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Escrito por:

Edgar Castro Castro

Edgar Castro Castro

Columna: Opinión

e-mail: emcastroc@yahoo.com



Seguramente, algunos lectores acuciosos asegurarán que al título de este artículo le hace falta una palabra, y les cabe toda la razón. Sin embargo, de continuar sin atención el acelerado deshielo que sufre el macizo montañoso, por los daños que afronta, ratificado en un mea culpa oficial expresado por el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Gabriel Vallejo López, en unos veinte años dejaría de ser nevada.

Llama la atención que el alto funcionario, dice lo que se conoce desde tiempos que se pierden en la memoria, y, no expresa en qué consistirán las tareas que acometerá su cartera, entre otras, la de alinear toda la descoordinación existente entre las entidades que por sus funciones tienen competencia ambiental en la Sierra Nevada de Santa Marta.

El derretimiento al que se está viendo sometida la sierra, es la consecuencia de las intervenciones descontroladas por parte de quienes, buscando lucrarse económicamente, han realizado acciones contrarias a lo que estipulan claramente las normas ambientales.

Por estar de moda, referirse al cambio climático, habrá quienes digan que ese es el origen. Bueno es aclarar que el cambio climático, que es la variación global del clima de la Tierra, puede tener causas naturales que se salen del control humano, pero no es menos cierto que hay otras que se deben al manejo inadecuado del hombre.

Por esto, cuando las Naciones Unidas usan los términos cambio climático, lo hacen para referirse solo a la alteración por motivos humanos.

La explicación, solo busca desvirtuar las manifestaciones oficiales que persiguen únicamente desviar sus cargas, escudándose en las alteraciones que se dan como consecuencia del fenómeno meteorológico. Es al Estado al que principalmente le corresponde cumplir las normas que por su propia iniciativa son promulgadas.

El departamento del Magdalena que es reconocido por sus riquezas naturales, dos de cuyas áreas fueron declaradas por la Unesco como reservas de la Biosfera, ha estado en la mira de las noticias por la destrucción de las mismas. Ampliamente son conocidos los casos de la ciénaga Grande de Santa Marta, la isla de Salamanca y los complejos cenagosos del centro y sur del departamento.

Según la Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta, en el territorio del macizo solo queda un remanente boscoso de unas 3570 hectáreas que representan el 17% de la superficie original, por las malas prácticas ambientales. Las consecuencias han sido esencialmente la disminución hídrica, la erosión de sus faldas, las pérdidas de la flora restante y de la fauna nativa.

Se requiere, por Dios, conformar un frente común de defensa de la Sierra Nevada y de las otras importantes reservas, para salvarlas. Nunca es tarde, solo hay que poner interés y voluntad, convencidos del propósito sin pensar en sacar dividendos distintos. Un llamado a los políticos, gremios de todos los órdenes, medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales. ¡Todos a una!

La Cámara de Comercio de Santa Marta, que tiene un bien ganado prestigio y liderazgo, me atrevo a proponerla para que se apodere de la iniciativa que lleve a conservar lo que hoy unos disfrutamos y queremos que igualmente puedan hacerlo las generaciones futuras. No puede ser que seamos indolentes con nuestros recursos naturales que se desvanecen ante la mirada imperturbable de todos.



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