Los problemas que afronta el sistema educativo y la sociedad colombiana en general, son un factor determinante para esta problemática. No obstante, el hogar es el lugar idóneo y propicio para incentivar el interés, el amor y la importancia de educarse o preparase para el futuro.
El término peyorativo ‘Nini’ hace referencia a todos aquellos jóvenes que en edad de estudiar y trabajar no hacen una cosa ni la otra.
Esta problemática se caracteriza porque los jóvenes desechan la oportunidad de asistir a la universidad porque han creído a lo largo de su vida que la educación no es atractiva ni rentable, sino más bien una carga económica para la familia que limita o extingue casi en su totalidad el poder adquisitivo.
Estudios recientes realizados por la Universidad del Rosario, indican que los jóvenes entre 15 y 24 años que entran en esta estadística se caracterizan porque no estudian ni trabajan y, en el 80 % de los casos, pertenecen a los estratos más bajos. El mismo estudio da cuenta de que hay en el país cerca de 580.000 ninis distribuidos de la siguiente forma: 370.000 mujeres y 212.000 hombres.
Esta situación es un problema severo de la sociedad que las instituciones educativas y las familias intentan contrarrestar, porque los jóvenes en esta situación se ven abocados a la drogadicción, la explotación laboral y la delincuencia.
Nelly Serpa Torres, coordinadora del colegio Marco Fidel Suárez, expresa que tanto desde las aulas como desde los hogares, los niños deben formarse con principios y valores que les permitan desear una vida universitaria.
“Aunque lamentablemente la juventud de ahora no es muy dada al estudio, desde la institución son múltiples las actividades que se realizan educando e impulsando a los jóvenes para que sientan la necesidad de alcanzar los peldaños, se proyecten hacia la universidad y se conviertan en personas que sirvan a la sociedad” explica la coordinadora.
¡Ya me siento universitaria!
Los chicos que definitivamente no harán parte de estas estadísticas tienen elementos en común en su formación, sobre todo relacionados con el acompañamiento de los padres y la constante formación extracurricular.
Los padres de Isabella Campo Martínez y Maitte Merwin Villabona Puentes están convencidos que incentivar el estudio constante es sin duda la clave para generar los hábitos que permitirán a los chicos tomar decisiones al culminar su bachillerato.
Las dos estudiantes del grado once del colegio Marco Fidel Suárez han tenido formación en idiomas, música y literatura que ha sido incentivada desde sus casas, y que hoy, a pocos meses de culminar su bachillerato, les ha permitido tener sus planes académicos definidos.
“Voy a estudiar teología porque quiero ser profesora, decana y en algún momento crear mi propia universidad. Ya he hecho las gestiones necesarias para ingresar a la Universidad Adventista de Colombia (UNAC) en Medellín, porque ofrece el programa que me gusta y facilidades pago” explica Isabella Campo Martínez que ha tenido la oportunidad de estudiar inglés, violín, guitarra y pintura en la Caja de Compensación Familiar del Magdalena (Cajamag).
Por su parte Maitte Merwin Villabona Puentes, que también cuenta con formación en inglés, dibujo, pintura, violín, flauta y clarinete ha escogido una carrera al servicio de la comunidad.
“Quiero estudiar la carrera de medicina y especializarme como cirujana cardiovascular o cirujana toráxica, siempre me han inculcado que uno debe encontrar la carrera en la que pueda ayudar a la gente y además vengo de una familia de médicos, enfermeros y nutricionistas. Quiero estudiar en la Universidad Industrial de Santander (UIS) en Bucaramanga, pero debo esperar mis puntajes del Icfes y sino, tengo como segunda opción la Universidad Cooperativa de Colombia (UCC) en Santa Marta” manifiesta Maitte Merwin Villabona Puentes.
580.000 ‘ninis’ de entre los 15 y los 24 años existen en Colombia