Paul Krugman (2018), define los incentivos como cualquier cosa que motiva a los individuos a realizar un trabajo o hacer algo en general. Los incentivos económicos estimulan a los individuos y empresas a ser productivos para poder alcanzar sus objetivos, Estos son parte esencial de la economía, atraen inversiones, aumentan el comercio, la creación de nuevas empresas y ayuda a que las sociedades cuenten con mejores condiciones.
De esta manera, los incentivos mueven a todos los seres humanos, nos motiva a estar activos, a trabajar cada día para lograr nuestros objetivos. Si trabajamos para vivir de la mejor manera posible, entonces es evidente que el incentivo para ser productivos cada día y esforzarnos en nuestro trabajo es poder incrementar nuestros recursos.
Pero si al final nos quitan una parte significativa de lo producido, nuestra motivación decrecerá, llevando a tomar la decisión de disminuir nuestra producción, ya que el resto se irá de nuestros bolsillos. Este es uno de los riesgos que representan los altos impuestos que puede llegar a cobrar un Estado.
Lo mismo sucede con las empresas, se necesita armonizar la austeridad fiscal con los incentivos para salir de la actual incertidumbre. Si el Estado cobra impuestos altos a las empresas y le quita los beneficios como exenciones, facilidades para nuevas inversiones, reducción de aranceles, etc., se corre el riesgo de que éstas decidan dejar de producir o lo más probable, que abandonen el país que les cobra grandes impuestos para irse a otro dónde esto ocurra en un grado menor.
Aplicar de una manera adecuada la política fiscal, manteniendo unos impuestos moderados, permitiría sostener los ingresos de las empresas y familias para el consumo y el ahorro. No podemos olvidar que el consumo y el ahorro privado generan efectos importantes en el empleo, la inversión y en la producción para el corto, mediano y largo plazo. Así mismo, una adecuada política de austeridad en lo referente a los gastos gubernamentales ayudaría en el objetivo de poder cumplir con los programas sociales.
Atraer inversiones con incentivos es bueno para cualquier país porque permite incrementar el empleo lo que a su vez contribuye al desarrollo del capital humano, a la transferencia de tecnología; las ganancias que producen estas nuevas inversiones incrementan el ingreso obtenido por concepto de impuestos a las sociedades. La llegada de nuevas inversiones, indudablemente aportan al crecimiento de los países receptores.
Para concluir podemos afirmar que un excesivo cobro de impuestos destruye todos los incentivos para la producción. Ahora bien, debemos recordar que el Estado no crea riqueza, el Estado redistribuye la misma que recibe a través del cobro de impuestos. Si las empresas deciden irse a otros lugares donde les cobren menos impuestos se afectaría el crecimiento, la inversión y el empleo, dando como resultado una sociedad más empobrecida.
Nota: Es totalmente contraproducente con la actual perspectiva de crisis seguir insistiendo en la terminación de contratos de exploración y explotación de hidrocarburos en el país, la cual afectaría de forma grave el crecimiento, el empleo y la inversión, impactando sobre todo a los más necesitados.