Nelson Eduardo Vives Campo, Un ejemplo de emprendimiento

Nelson Eduardo Vives Campo.

Vida y Obra Pepe Vives de Andreis
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Nelson Eduardo Vives Campo nació en Santa Marta el 13 de octubre de 1927. Es el segundo de los hijos del matrimonio conformado por José Benito Vives De Andréis y Silvia Rosa Campo de Vives.

Cursó parte de sus estudios de bachillerato en el Liceo Celedón, uno de los más prestigiosos de la época, para luego continuarlos en el Fork Union Military Academy, en Virginia, Estados Unidos, una institución de estructura y disciplina militar solo para varones.

Posteriormente cursó estudios de Comercio y Administración de Empresas en Lindsey Jopkins Technical College, en Virginia, Estados Unidos, los cuales no pudo culminar pues tuvo que regresar de forma intempestiva a Colombia, debido a que había sido escogido por el gobierno americano para ser enviado a la guerra de Corea, que se desarrolló entre 1950 y  1953.

Nelson Eduardo Vives Campo.
Nelson Eduardo Vives Campo.

El 28 de mayo de 1955 contrajo matrimonio con Beatriz Lacouture Zúñiga, de cuya unión nacieron 11 hijos: Nelson, Ana Beatriz, María Cristina, Margarita, Rosa Paulina, Enrique, Lucía, Cecilia Elvira, Luz Marina, Alicia y Estela Vives Lacouture.


Se destacó desde muy joven por ser emprendedor. Recién llegado de Estados Unidos, aún soltero, creó su propio negocio: un establecimiento de venta de bicicletas y repuestos ubicado en la calle de la Cárcel (14) entre los callejones del Correo (carrera tercera) y del Cuartel (carrera cuarta).

También abrió un espacio para el esparcimiento en el primer piso del edificio Posihueica, llamado ‘La Antillana’, reconocido por sus presentaciones de música en vivo.

Su empeño por desarrollar nuevos negocios lo llevó a incursionar en la importación de carros hacia Santa Marta, actividad que poco a poco fue consolidando.

“Empezó en el área de vehículos con la compra-venta de un Opel, el primero de esa marca alemana que llegó a Santa Marta. Él era un amante de los carros, por eso le atrajo tanto ese negocio”: Beatriz Lacouture de Vives.

Tras el primer automotor, llegó otro y otro. Por eso decidió constituir la empresa José B. Vives y Compañía Limitada, que inicialmente se dedicó a la comercialización de vehículos particulares y luego incorporó maquinaria pesada.

A través de esa compañía ofrecía vehículos que eran una novedad en Santa Marta, como las camionetas americanas GMC, los jeep rusos GAZ y los carros ingleses Land Rover.

También importaba tractores de la marca Jhon Deere, los cuales llegaban en piezas al país y eran armados en Santa Marta. Adicionalmente, incursionó en el negocio de la venta de ‘góndolas’, una especie de plataformas en las que se transportaba el banano en la época.

Lo que se convirtió en un reconocido establecimiento de venta de automotores estaba ubicado en la avenida Campo Serrano (carrera quinta), inicialmente entre las calles Tumbacuatro (19) y San Antonio (20), y posteriormente trasladado a la calle 23.

Mantuvo la comercialización de vehículos de diferentes marcas a través de José B. Vives y Compañía hasta que fundó Tayrona Motors, empresa que luego se denominó Tayrona Automotriz, reconocida por sus concesionarios exclusivos de Renault.

Con José B. Vives y Compañía Limitada, Nelson Vives Campo también se dedicó a la construcción de importantes desarrollos habitacionales y empresariales en la capital del Magdalena. Fue así como nacieron urbanizaciones como Santa Catalina, Santa Cecilia y el edificio Vives, recuerda su hija, Margarita Vives Lacouture.

“En ese momento eran viviendas a precios accesibles, que ahora pasaron a ser estrato 3 o 4, inmuebles que se valorizaron”: Margarita Vives Lacouture.

Urbanización Santa Cecilia, construida por José B. Vives y compañía limitada, durante la gerencia de Nelson Vives Campo.
Urbanización Santa Cecilia, construida por José B. Vives y compañía limitada, durante la gerencia de Nelson Vives Campo.

Se convirtió en un empresario exitoso en el área inmobiliaria, a través de la compra, venta y arrendamiento de propiedades, una actividad que ayudó a empujar la economía de la ciudad en esa época, cuenta su hijo Enrique Vives Lacouture.

“La Santa Marta de ese entonces no es la Santa Marta de ahora, hacer la urbanización Santa Cecilia fue un gran proyecto, fueron 50 casas cuando la ciudad era pequeña. El edificio Vives era una gran estructura en ese momento, fue importante para  el desarrollo de la avenida Campo Serrano (carrera quinta) con Santa Rita (calle 22), le dio mucho empuje a esa área comercial”: Enrique Vives Lacouture.

Como uno de los hijos mayores de ‘Pepe’ Vives De Andréis, le tocó asumir el manejo de algunas de las empresas fundadas por su padre. Llegó a gerenciar Patuca, una importante industria de lácteos de la época; y Capitalizadora del Caribe, la primera empresa de capitalización financiera de la región.

A través de Capitalizadora del Caribe desarrolló diferentes complejos habitacionales, entre ellos la urbanización los Ángeles, ubicada en la zona central de la ciudad.

Allí además donó un lote a la comunidad, en el cual años más tarde su hermano, Edgardo Vives Campo, durante su segundo periodo frente a la Alcaldía de Santa Marta (1986-1987), construyó el parque José María Campo Serrano, donde se encuentra el busto del único samario que ha presidido la República, firmante de la Constitución de 1886.

El 16 de diciembre de 1967 se publicó la Resolución 503 de la Superintendencia Bancaria que ordenó la liquidación del Banco Bananero -creado por iniciativa de su padre, ‘Pepe’ Vives De Andréis, nueve años antes para financiar al sector productivo en Magdalena- aduciendo desencaje y baja de los depósitos en la entidad financiera. Fue entonces cuando la Asamblea General del banco nombró a Nelson Vives Campo como liquidador.

La labor para finiquitar las operaciones de la entidad financiera regional fue titánica, recuerda Gladys Guerrero, mano derecha de Vives Campo en el proceso.

“Hubo mucho trabajo por hacer, sobretodo recuperar cartera vencida, reconocer el patrimonio de los accionistas, evaluar la situación de cada uno de los clientes y elaborar los informes y balances que debían entregarse a la Superintendencia Bancaria”: Gladys Guerrero.

Fue un hombre luchador y trabajador. Se consolidó como un administrador eficaz de ideas claras y definidas dirigidas a proyectos sólidos y firmes para un mejor porvenir de la ciudad.

Nelson Vives Campo murió el 12 de febrero en 1984, acompañado por su esposa, quien estuvo a su lado en todo momento.

Cuando falleció gerenciaba la pasteurizadora Patuca, José B.  Vives y Compañía y Tayrona Motors. Hizo una labor exitosa en cada una de las empresas que lideró. Desde el sector privado aportó para el desarrollo de Santa Marta y creó fuentes de trabajo.

“Nelson lucía serio, pero era un ser muy especial, amiguero y parrandero. Era puntual, tanto que recibía a los trabajadores en la oficina. También era un padre ejemplar. Nunca le atrajo la política”: Beatriz Lacouture de Vives.

Nelson Vives Campo, junto a su esposa Beatriz Lacouture de Vives, sus hijos y su nieto Miguel Eduardo Succar Vives.
Nelson Vives Campo, junto a su esposa Beatriz Lacouture de Vives, sus hijos y su nieto Miguel Eduardo Succar Vives.

Inculcó en sus hijos valores cristianos y morales, la honestidad y el respeto hacia los demás.

“Hizo una gestión exitosa en cada una de las empresas que gerenció, porque era estricto en la parte económica, un muy buen administrador, austero en los gastos. Era una persona sencilla, a quien nunca le gustaron los lujos ni las excentricidades”: Enrique Vives Lacouture.

El colegio ubicado en el sector La Quinina de Gaira, en Santa Marta, lleva el nombre de Nelson Vives Campo, luego que sus descendientes donaran en su honor los terrenos en los que se construyó la institución educativa.



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