Un llamado de emergencia lanzan los samarios ante la preocupación por el mal estado de uno de los patrimonios históricos más importantes de la ciudad.
Por: César Barrera Palomino
Periodista de EL INFORMADOR
Fotos Ly Eric Amasifuen
Mientras los principales implicados en buscar una solución para la restauración del histórico monumento nacional se tiran la ‘pelotica’, el tiempo pasa y la emblemática fortificación se sigue derrumbando en medio del abandono.
Un candado puesto en una reja oxidada, una pequeña muralla construida con ladrillos y con alambre de púas en la parte superior, separan a los samarios del acceso al histórico fortín por el camino principal.
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Las ya ‘casi ruinas’ del Fuerte de San Fernando están en el cerro de La Pedrera, entre las playas San Fernando y Lipe, por fuera del terreno ocupado por el Ministerio de Defensa, colindante con el Batallón ‘José María Córdova’ de la Primera División del Ejército. Por ubicarse en esa zona, el paso está restringido para la ciudadanía. El camino principal desde la playa en la que está el Centro Recreacional San Fernando permanece sellado por un candado puesto sobre una reja oxidada, una pequeña muralla construida con ladrillos y con alambre de púa en la parte superior. Del otro lado, solo hay rocas y el mar golpea agresivamente: un peligro para quien intente acceder por ahí.
El cuarto ubicado en la parte superior del fuerte permanece solitario y sus bases se han ido socavando.
Lo peor del caso es que nadie asume la responsabilidad. El Ejército y el Ministerio de Defensa simplemente prohíben el acceso de los civiles. La Secretaría de Cultura Distrital aún sigue en diálogos con el Ministerio de Cultura para ver cómo se puede recuperar el Fuerte, pero no hay un plan de trabajo sólido ni se anuncian acciones concretas para la restauración del bastión samario.
Los dos cuartos que están sobre la explanada del Fuerte de San Fernando se van quedando al aire libre por el desplome del material
El gremio de trabajadores del sector turístico reitera el llamado para que la infraestructura se pueda adecuar y así se convierta en un atractivo más para los visitantes. El Fuerte de San Fernando se creó en 1725 por orden del gobernador Juan Beltrán De Caicedo para reforzar el sistema defensivo de Santa Marta contra los ataques de los piratas. Fue declarado bien de interés cultural de la Nación mediante el Decreto 2673 del 20 de noviembre de 1989.
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Vista general desde el mar del abandonado Fuerte de San Fernando, ubicado en el cerro de La Pedrera, entre las playas San Fernando y Lipe.
En la edición especial de EL INFORMADOR del 29 de julio del 2019, se expuso detalladamente la grave situación que atravesaba uno de los baluartes más relevantes para la capital del Magdalena. A más de tres años después, el Fuerte de San Fernando pasó de ‘Guatemala a guatepeor’. Los ladrillos se han caído, ya no hay techos, y el sitio parece una tenebrosa cueva al estilo de una película de terror. Los murciélagos y las culebras se adueñaron por completo del lugar ante la soledad y la falta de mantenimiento.