La superación del agua en La Guajira debe tener prioridad para sus gobernantes

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Escrito por:

Jesús Iguarán Iguarán

Jesús Iguarán Iguarán

Columna: Opinión

e-mail: jaiisijuana@hotmail.com


Muchos esfuerzos se han realizado en superar la escasez de agua en la zona norte de La Guajira, desde que esta zona existe, sus aborígenes parecieron hacerle matriculado a vivir en intimidad, con la escasez del preciado líquido, con el desamparo y la hambruna.

Por el siglo XVIII, cuando el país aún no tenía como topónimo el nombre de Colombia y se conocía como Nueva Granada, los Limites con Venezuela se extendía hasta las riberas del río limón, debido a la dificultad para atender estas tierras que aún se encontraba gobernado por el virreinato español. Uno de los virreyes hizo entrega al gobierno de Caracas la zona que pertenecía a la población que hoy recibe el nombre de Sinamaica, Alegando que la distancia desde Bogotá hacía difícil su atención.

Con esa decisión perdimos el único río que bañaba la zona de nuestra guajira, desde esa vez no ha podido superarse la escasez del provechoso líquido.

Cuando políticamente el mapa de Colombia se encontraba dividida en Departamentos, Intendencias, Comisarías y un Distrito Especial. Como Comisaría La Guajira llegaba hasta el brazo Calancala de la orilla del río Ranchería que hoy sirve de límite con el municipio de Manaure y Riohacha.

Después de la mitad de la década de los años cincuenta, el dictador General Gustavo Rojas Pinilla, la elevó a la categoría de Intendencia y la extendió desde el río Ranchería hasta el río Palomino y desde Cuestecita hasta los límites de Las Jaguas del Pilar que hace frontera con el municipio cesarense de La Paz.

El General conocía con suprema razón la escasez de agua en la que padecía La Guajira y aprovechado que esta región de vientos huracanados era el mejor aliciente para dotarla de agua mediante molinos de vientos.

Mil doscientos molinos ocuparon el abastecimiento de la escasez del preciado líquido. Por más de cuarenta años los molinos simplificaban la sequía de la región.  El indígena realizó rosas, en la cual sembraba, patilla, Ahuyamas, mangos, cocos, maíz, y otras más, que les cubría su “canasta familiar”.

 Para el mantenimiento de estos maquinas cuya materia prima era solo los fuertes vientos alisios, se montó en Uribia una empresa que se le dio el nombre de Proaguas, (Provisión de Agua para La Guajira), esta empresa se encontraba un depósito dotado de toda clase de repuestos para su mantenimiento, funcionaba donde labora hoy la Secretaría de Asuntos Indígena del municipio.

En el gobierno de Gaviria se liquidó la empresa Proaguas, y desde la fecha no ha podido ser superado la sequía y la hambruna que esta empresa cubría en este fragmento en la región, tanto que desgraciadamente tenemos que soportar el flagelo de ocupar el más alto índice de hambruna, el más penetrante catálogo de analfabetismo y el más costoso porcentaje de muertes.

Este fragmento de tierra, le ha dado a la nación, su carbón, su gas domiciliario, la sal yodada, sus playas amañadoras, su artesanía, es decir, le ha dado a la nación todo lo que tiene, todo lo que posee, como lo hace una madre con su criatura, sin embargo, la madre ha detestado a la criatura dejándola en la orfandad.  



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