La marcha de los privilegiados

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



La diferencia entre un derecho y un privilegio es que el derecho o exención de obligaciones es otorgado a unos pocos.  ¿Qué quiso decir Petro con aquello de que el 6M marcharon privilegiados defendiendo sus privilegios?  ¿Tiene alguna lógica lo dicho por Petro?

Las multitudinarias marchas en todo el país han generado inquietud y nerviosismo en el gobierno central, a pesar de que Petro pareciera no comprender cabalmente la realidad de la protesta y por esto ha intentado minimizarla y deslegitimarla negándole su carácter popular.

Las marchas dejaron claro el rechazo al gobierno Petro y a los intentos de llevar el país por una dirección no compartida por las mayorías.  El cambio de Petro ha consistido en darle derechos a los delincuentes y privilegios de impunidad para que delincan con toda tranquilidad a expensas de los derechos y la tranquilidad ciudadana.  El derecho universal a la vida, libertad, honra y bienes, se convirtió en un privilegio para los ciudadanos de a pie.

Entre tantas masacres, casos de sicariato y ahora el intento de quebrar la salud, poder vivir en Colombia es privilegio precario.  La gente sale a la calle con altas probabilidades de morir en la comisión de un delito, y si Petro logra sacar avante su propuesta de reforma a la salud, morirán por falta de atención médica idónea. 

Hoy en Colombia la mayoría de los empresarios, emprendedores y de quienes ejercen una actividad productiva están siendo extorsionados, y cuando no pagan la extorsión son asesinados. Los delincuentes cada día ganan espacios y este paragobierno ha llevado a que Colombia sea hoy un país secuestrado.

El delito del secuestro está disparado, e incluso con la venia del gobierno que sigue negociando con el ELN a pesar de que éste grupo terrorista ha afirmado en muchísimas oportunidades que no dejará de secuestrar.  ¿Sabrá Petro que el secuestro es un delito de lesa humanidad? 

Hacer un retiro bancario, caminar por la calle, vivir de su actividad económica, manejar por una carretera, hablar por celular en la calle, y las cosas más simples, se convirtieron en privilegios precarios y actividades de alto riesgo.  En este sentido, la marcha del 6M en el fondo es un reclamo al gobierno para que restablezca los derechos fundamentales del ciudadano y una exigencia para que cumpla con su deber constitucional.

Bajo el desgobierno Petro, Colombia pasó de ser un estado de derechos a un estado de privilegios precarios.  Un estado donde los delincuentes son los únicos que tienen derechos y donde los privilegios del ciudadano dependen de la buena voluntad de los delincuentes, es un estado que pierde su razón de ser. El Pacto Social ha sido violado de manera grave, y esto nos conduce a un precipicio de justicia por propia mano, justicia privada y a la ley del más fuerte, y que además amenaza la integridad territorial; cada grupo delincuencial tendrá su propia republiqueta. 

Entonces, de alguna manera, Petro diagnosticó bien la marcha.  Es innegable que marcharon los ciudadanos despojados de sus derechos, hoy degradados a privilegios precarios, para exigir su restablecimiento. Desde esta perspectiva, marcharon privilegiados, pero no para defender privilegios sino para reclamar derechos legítimos que deben ser garantizados por el estado.  De hecho, marcharon para exigir Estado tal como está consagrado en la Constitución Política.  La paz es falsa si lograrla exige que el estado renuncie a la soberanía y al monopolio de la violencia, causando así la vulneración de los derechos ciudadanos por acción o por omisión.

La radicalización evidente de Petro hace innecesario un llamado a la reflexión y enmienda.  Parece ser que Petro solo entiende el lenguaje de las plazas, y por esto es imperativo que los colombianos sigan saliendo masivamente a las calles a expresar su descontento.



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