Repensar para capitalizar oportunidades

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Todos los años para esta época aparecen los vendedores de huevos de iguana en la Costa Caribe colombiana.  Desde que era niño esto ha sido así, solo que antes no era ilegal y se veían los vendedores por las calles de Santa Marta con las trenzas de huevos.  Hoy es ilegal porque con el transcurrir del tiempo los paradigmas cambian y con ellos la normatividad aplicable.

Valga la pena anotar que comer iguana y sus huevos no es solo una tradición de la Costa Caribe colombiana, sino que existe también en otros países de la región.  La carne de iguana es muy apetecida. En algunos lugares son consideradas una especie invasiva y se promueve su caza y consumo; algo parecido a lo que sucede con el Pez León en Colombia.

En nuestro país la iguana es una especie nativa y por lo tanto no es considerada enemigo, por el contrario, hoy goza de protección.  El problema es que la prohibición la impusieron unos gomelitos, yuppisitos, para utilizar lenguaje ministerial, desde sus escritorios en Bogotá sin tomar en cuenta los arraigos culturales, ni entender que por ser Colombia un país de regiones, goza de una diversidad cultural que debe ser interpretada y acogida cuando se expiden leyes. Ni que decir de los ecosistemas.

No soy biólogo ni zoólogo ni nada que se le parezca, pero sé que el manejo que se le da a las iguanas en otros países es muy diferente.  Creo que es perfectamente posible hacer un manejo inteligente y sostenible de la población y reproducción de iguanas, de tal forma que se permita, con regulaciones obviamente, vender la carne de iguana así como sus huevos y otros productos.  Esto implicaría la revisión de la normatividad existente para despenalizar la práctica de venta de huevos de iguanas.

Antes que satanizar la tradición, lo correcto es viabilizar la actividad siempre que sea posible, de tal forma que se puedan crear industrias y empresas alrededor de ella.  Ahora que el alcalde Pinedo firmó un acuerdo con la Universidad del Magdalena, pienso que éste es uno de los frentes de trabajo que podrían ser explorados. No hay que inventar la rueda porque estoy seguro que la cría de iguana a gran escala ya se hace en algún lado; es asunto de platanizar lo que existe y viabilizarlo legalmente asegurando que la práctica es segura para los consumidores y que se respeta el medio ambiente y el recurso natural mismo, que es la iguana. 

Para hacer esto viable se necesita el concurso de varios actores.  Desde la orilla política, alcaldes, gobernadores y congresistas unidos para lograr la modificación de las leyes y para obtener el capital semilla que permita impulsar la creación de empresas.  La academia para todo lo atinente a cría y manejo de la especie asegurando la sostenibilidad de la crianza y las condiciones sanitarias para consumo humano; y en la parte turística, la creación de platos exóticos que enriquezcan nuestra oferta culinaria y de pronto productos hechos con piel de iguana.  Si es posible hacerlo a gran escala, incluso podría pensarse en exportar. 

Ahora bien, si los obstáculos para legalizar la actividad en los términos planteados son insalvables, otra alternativa, es otorgar licencias y entrenar a las personas que quieren ejercer esta actividad.  Como sucede con licencias de pesca y caza en otros países, las cuales permiten ejercer la actividad legalmente y a su vez limitándola para proteger la especie y el ambiente.

En un país que necesita crear oportunidades de empleo e incentivar la creación de empresas, no creo que podamos darnos el lujo de desechar posibilidades simplemente por no hacer el esfuerzo de viabilizarlas.  Planteo la inquietud, y ojalá que no caiga en saco roto.



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