El carnaval no sigue modas.

Columnas de Opinión
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Escrito por:

María Vélez Rojas

María Vélez Rojas

Columna: Opinión

e-mail: mariavelezrojas95@gmail.com


Y sí, considero que uno de los puntos claves que hace del carnaval una festividad enriquecedora para el espíritu y para el alma, es en definitiva el hecho de que sea el escenario predilecto o quizás, la excusa perfecta para expresarnos libremente. Sin modelos. Ni patrones. Ni tendencias. Y mucho menos etiquetas que valgan. Aquí todo está permitido.

Por eso, si hay algo seguro, es que para festejar el carnaval no hay pretexto que valga, ya que el único código de vestimenta que se exige aborda el exceso de color, no solo en la ropa, sino en la disposición, actitud y en el entusiasmo. Pues, para gozar, es de lo único que se necesita.

El carnaval recoge y materializa por medio de sus icónicos y típicos disfraces como la marimonda, el monocuco, garabato, congo, etc; todos aquellos imaginarios colectivos, llenos de fantasías y tradiciones que permean las costumbres de toda una región. Esa misma región, donde la ‘mamadera de gallo’ (muchas veces, malinterpretada por el extranjero) obedece únicamente al estilo folclórico con el que solemos vincularnos con los demás. Comportamientos perpetuados a través de códigos culturales. Lenguaje sarcástico lleno de fluorescencia, expresión, ‘guachafita’ y ¿por qué no?  un toque de ‘jodedera’ que nunca cae mal y que utilizamos para ‘romper el hielo’.

Por eso, también me gusta definir el carnaval como una fiesta que nos permite recordar todo lo que somos. La musicalidad en nuestro acento, el ‘tumbao’ en nuestro caminar, el sabor en nuestro baile y la creatividad e ingenio sin límites. Nada de nuestras representaciones conoce de ‘modas’. No son efímeras. Ni muchísimo menos una tendencia. Lo que no quiere decir que cada una de ellas no la llevemos con un infinito orgullo que evidencie nuestro estilo, arte y buen gusto. 

La moda es un uso o modo que se da por un tiempo determinado como ‘referente’ no solo para inspirar o ‘seguir’ sino también, para usarse ‘al derecho y al revés’, como convenga, se acomode y, sobre todo, se disfrute. La moda debe y tiene que ser flexible en criterio, y a la talla de nuestras conveniencias personales.

Ésta, también fue creada para que podamos llevarle la contraria y así, se pueda adaptar a nuestro universo. Sin el ruido que provienen de aquellas imposiciones sociales.

Por eso, la invitación a éste carnaval es pa’ que dejes a un lado todo lo que te quite el color y la sonrisa. La invitación es pa’ que le subas a tu canción favorita del Joe Arroyo y le bajes a las imposiciones del ya dicho ‘ruido social’. La invitación es pa’ que dejes al lado los prejuicios, las etiquetas y el ‘qué dirán’. La invitación es para que vivas, te vistas y goces a tu manera. La invitación es pa’ que vengas con tus reglas. La invitación es pa’ que disfrutes y más ná’.



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