Agenda 2023 o el ocaso de un sueño

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Escrito por:

José Lopez Hurtado

José Lopez Hurtado

Columna: Opinión

e-mail: joselopezhurtado13@yahoo.es



La Asamblea General de la ONU, cada año, es el escenario mundial en el que los países miembros exponen sus problemas, los cuales nacen, crecen, y se reproducen, sin solución a la vista, muy distante de los propósitos y metas, que le dieron origen en 1945: mantener la paz y la seguridad internacional, fomentar relaciones de amistad entre las naciones, promover el progreso social, la mejora del nivel de vida de los pueblos y la protección y salvaguarda de los derechos humanos. Por aquellas calendas, poco se sabía del desarrollo sostenible y la acción climática, que hoy tienen cada vez más peso específico en la vida diaria y en el destino de la humanidad. Es por decirlo de alguna manera, un gigantesco caleidoscopio de tragedias menores y mayúsculas que desfilan en estrepito que atropella, durante los días que dura la reunión. Desafortunadamente con balances nada halagüeños para el inmediato futuro del planeta.

Aparte de las naturales desavenencias políticas que afloran –lo cual resulta inevitable-, y no obstante, las graves falencias que en su funcionamiento acusa el organismo, y que se han hecho perceptibles con los años, como son la estructura del poder obsoleto que representa,- el Consejo de Seguridad, una muestra de ello-, y la incertidumbre de su propia financiación, entre otras, en 2015 lograron acordar con el respaldo de 133 países, la llamada Agenda 2030, encaminada –según sus artífices-, a lograr un mundo mejor (! )

Esa “Hoja de ruta” asentada sobre 17 pilares fundamentales, los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible):  fin de la pobreza, Hambre Cero, Salud y Bienestar, Educación de Calidad, Igualdad de Género, Agua limpia y Saneamiento, Energía asequible y no contaminante, Trabajo Decente y Crecimiento Económico, Industria, Innovación e Infraestructura, Reducción de las Desigualdades, Ciudades y Comunidades Sostenibles, Producción y Consumo Responsables, Acción por el Clima, Protección de Vida Submarina,  Vida de Ecosistemas Terrestres, Paz, Justicia e Instituciones Sólidas y finalmente, el diseño y concreción de Alianzas para lograr objetivos, en opinión de los líderes mundiales participantes, ha fracasado estruendosamente, por la falta de voluntad política, pero por sobre todo, por carencia de recursos financieros, cuando si existen, decimos,  para patrocinar guerras y para el desarrollo de armamento nuclear.

Las cifras, a escasos 7 años de cumplirse el plazo, son contundentes. Un mundo polarizado, en guerras permanentes, con hambrunas en diversos lugares del planeta, con una brecha cada vez más grande entre los ricos y desposeídos, y con un medio ambiente de flora, fauna y recursos naturales, criminalmente maltratado y expuesto a expoliación por parte de diversos agentes que solo sirven a sus oscuros intereses.

Por eso, convenimos en que la Agenda 2030, podría ser el mayor fracaso de las Naciones Unidas.              



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