No hemos aprendido

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


En mi opinión, los hechos atribuidos a Josef Mengele y Adolf Eichmann en Auschwitz representan uno de los episodios más oscuros y perturbadores de la historia humana. Por una parte, Mengele, conocido como "el Ángel de la Muerte", se destacó por sus inhumanos experimentos médicos llevados a cabo en prisioneros, en su mayoría gemelos y personas con condiciones genéticas raras. Por otra parte, Eichmann, como arquitecto de la Solución Final, jugó un papel crucial en la organización y ejecución del genocidio de seis millones de judíos durante el Holocausto.

Ciertamente, en el caso de Mengele, es difícil comprender cómo un individuo puede actuar con tal falta de empatía y respeto por la vida humana. A pesar de ser un médico, Mengele violó todos los preceptos éticos de la medicina, realizando experimentos que, desde mi perspectiva, rayaban en la tortura y el sadismo. Sin lugar a dudas, su comportamiento ejemplifica la perversión de la ciencia cuando se utiliza sin consideración por la dignidad humana.

En cuanto a Eichmann, su papel en la implementación de la Solución Final resalta, a mi juicio, el peligro de la burocracia deshumanizada. Eichmann alegó en su defensa durante su juicio en Israel que simplemente seguía órdenes, una afirmación que generó la teoría del "mal banal" de Hannah Arendt. No obstante, me parece evidente que, aunque Eichmann no fuera un sádico como Mengele, su indiferencia y desapego hacia el sufrimiento humano le permitió participar en uno de los mayores genocidios de la historia.

Personalmente, creo que los actos en Auschwitz nos recuerdan la importancia de aprender de la historia para evitar repetir los errores del pasado. Además, pienso que estos hechos subrayan la necesidad de fomentar una ética de responsabilidad y respeto por la vida en todos los ámbitos de la sociedad, desde la ciencia hasta la política.

En mi opinión, las atrocidades en Auschwitz y el holocausto representan un profundo fracaso de la humanidad y una advertencia de las consecuencias de la indiferencia y la falta de empatía. Es mi creencia que debemos recordar y condenar estas acciones para garantizar que no se repitan en el futuro.

Recordemos que Auschwitz, como otros campos de concentración, fue un lugar donde la humanidad se vio reducida a su versión más cruda y cruel. Sin embargo, creo que, incluso en este contexto, las acciones de estos dos hombres destacan por su brutalidad y falta de humanidad.

Por otro lado, considero que la responsabilidad de Mengele y Eichmann no se limita a sus acciones individuales. En mi opinión, también representan la culpabilidad colectiva de una sociedad que permitió, e incluso facilitó, la perpetración del Holocausto. Esto no significa que todos los alemanes de la época sean culpables, sino que destaca la importancia de cuestionar y resistir los actos de injusticia y odio, independientemente de las circunstancias.

Finalmente, en mi criterio, los actos en los campos de concentración nos recuerdan la capacidad del ser humano para la crueldad, pero también la posibilidad de resistencia y supervivencia. Las historias de aquellos que sobrevivieron a pesar de las condiciones inhumanas, son un testimonio de la resiliencia humana frente a la adversidad.

En síntesis, los actos de este par de criminales de guerra representan una mancha en la historia de la humanidad. Sin embargo, creo que también ofrecen la oportunidad de reflexionar sobre la importancia de la empatía, la responsabilidad y la resistencia en la cara de la injusticia. Es mi esperanza que, al recordar y aprender de estos eventos, podamos construir una sociedad más justa y compasiva.

Para concluir, hace poco, en Ucrania, el Tirano de Putin se llevó cientos de niños de un albergue para niños huérfanos producto de su invasión y guerra sin sentido. Los nacionalizó y los entregó en adopción a familias rusas. Esta acción es muy parecida a las llevadas a cabo por Mengele y Eichmann. En mi parecer no hemos aprendido y el poder nos sigue dando ínfulas de que en la guerra todo se vale.