Contrabando de semovientes, lecciones no aprendidas

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Escrito por:

Miguel Lacouture Arevalo

Miguel Lacouture Arevalo

Columna: Opinión

e-mail: clearyclear@gmail.com

Twitter: @lacoutu


El mayor problema que ha afrontado la Ganadería es el contrabando desde Venezuela, un secreto a gritos en toda la frontera, su permeabilidad, la poca atención de parte del vecino y mejores mercados nuestros son el atractivo. Las consecuencias de ser permisivos las vivimos y sufrimos en carne propia en hatos ubicados en fronteras.

Los brotes de aftosa que ocurrieron en pasado próximo detuvieron el desarrollo comercial de la ganadería  abrazándola por lo menos en un quinquenio de mercadeo, los costos de recuperar confianza de mercados fue muy alto, gracias a la política de Diplomacia Sanitaria  encabezadas por el Ministerio de Agricultura, Comercio,  Fedegán  y la Fep, encabeza de los drs, Lafaurie y Beltrán, se logró recobrar en  tiempo récord el estatus de país libre de aftosa con vacunación, con ello penetrar y recobrar mercados, ganar participación en nuevos con carnes empacadas en cortes especiales  con y sin congelar, así como machos en pie, haciendo de la ganadería de carne la estrella de nuevas exportaciones.

Los costos que tienen a cuestas ganaderos de Departamentos de Fronteras es ser tenidos como parias, excluidos  para  deleitarnos directamente de las mieles del éxito logrados con las exportaciones, al estar territorialmente dividido para estos efectos, los ganados cebados en estas zonas no pueden salir a mercados internacionales; fue la consecuencia del contrabando de ganados al área trayendo brotes de aftosa.

Pareciera lección no aprendida, en esta semana el dr Lafaurie, twiteó sobre una denuncia hecha por ganaderos de Norte de Santander  sobre la entrada ilegal de semovientes desde Venezuela al centro sur del Cesar, parece ser la punta del iceberg dado que  cuentan allá con un hato medianamente grande, una  tasa de extracción baja, a pesar que han venido exportando ganados en pies a mercados de Medio Oriente que antes embarcaban en nuestro país.

En la frontera existe mucha informalidad; hay pequeños ganaderos de menos de 20 reses que no tienen predios registrados, su subsistencia depende de la leche y venta de terneros destetos; es común que ofrezcan con o sin Guía Sanitaria, con diferencias de precios entre $ 500 y $ 1.000 kilo, si bien tienen Registro Único de Vacunación,  no cuentan con la posibilidad de comercializar de manera formal a pesar de hacer parte del censo ganadero, lo que ha generado un mercado subrepticio de Guías Sanitarias para dar soporte formal a ventas de pequeños ganaderos de semovientes de origen objetivamente licito; lo que es mucho más grave, sirven para amparar la entrada de semovientes provenientes de Venezuela con traslados ficticios formalmente registrados; otra forma de contrabando es la venta de levantes limpios sin marcas o señales de ninguna clase, al entrar al territorio nacional se herrán con marca candente, a los pocos días están circulando sin restricciones en los mercados nacionales. Las consecuencias pueden ser funestas, se necesita una acción contundente de la Policía Fiscal y Aduanera y un estrictisimo control por parte de los funcionarios de ICA en los diferentes puntos y puestos de control, de ser posible un bloque de búsqueda para detectar bovinos de origen ilícito en su entrada.

Es necesario tomar medidas de fondo, sustanciales que conduzcan a la formalización de los pequeños ganaderos  para la inscripción de predios, hierros y semovientes, para una base de datos completa debidamente soportada, mecanismo como el subsidio de las vacunas de aftosa previo registro de predios y semovientes  llevarían a un mayor control y certeza de nuestra realidad y conduciría a golpear de manera contundente el contrabando en pie, junto a la aplicación irrestricta de las consecuencias del decomiso, sacrificio e incineración de las reses traídas desde Venezuela de contrabando, y pérdida de propiedad de automotores en los cuales se transportan al momento del decomiso.



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