David contra Goliat

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Luis Tabares Agudelo

Luis Tabares Agudelo

Columna: Opinión

e-mail: tabaresluis@coruniamericana.edu.co


Donde están ubicados hoy Israel y Palestina es una zona que desde la antigüedad fue invadida por los asirios, babilonios, persas, macedonios y romanos. Muy pocas veces ha dejado de estar azotada por la guerra. Surge porque las leyes judías y árabes dicen que este territorio es la tierra prometida por dios al primer patriarca Abraham y a sus descendientes.

Hoy no es la excepción pues llegan noticias de que Israel y Palestina en plena pandemia se bombardean. Esta guerra de David contra Goliat es de nunca acabar. Es cruel e infame. En Gaza caen bombas y hoy nuevamente en ruinas luchan también contra del coronavirus y son bombardeados con el cuento que allí se refugian los hombres de Hamas, el principal grupo islámico palestino.

Precisamente, para entender un poco lo que sucede hoy en esa parte del mundo es necesario saber que después de la primera guerra mundial, el Reino Unido recibió un mandato de la Liga de las Naciones para que administrara el territorio de Palestina. Vale la pena recordar que luego de la segunda guerra mundial cuando los sobrevivientes judíos de la persecución de Hittler quedaron regados por el mundo, la ONU en asamblea general aprobó un plan para la partición de Palestina donde recomendaba la creación de un Estado árabe independiente y uno judío. Así las cosas, divide el territorio otorgando una parte al pueblo israelí y otra al pueblo palestino dando origen al surgimiento de Israel el 14 de mayo de 1948.

Sin embargo, Israel, invade el otro territorio -quería más- dando comienzo a una serie de conflictos bélicos que al día de hoy no han parado. A primera vista, en ese instante a la ONU le faltaron dientes, pero mejor se hicieron los desentendidos y por lo tanto el territorio destinado para el pueblo árabe se redujo a la mitad y por esta invasión 750.000 palestinos huyeron a países vecinos o fueron expulsados por tropas judías.

A su vez, más adelante en la guerra de los seis días con una victoria aplastante de Israel le permitió arrebatarle la Franja de Gaza y la península del Sinaí a Egipto, Cisjordania -incluida Jerusalén Oriental- a Jordania y los Altos del Golán a Siria. Nuevamente 500.000 palestinos se vieron obligados a huir de su territorio. Por lo anterior la ONU actuó y justamente, en diciembre de 2016 aprobó una resolución para que cesaran los asentamientos de Israel en los territorios palestinos. La respuesta de los israelíes fue de ira y amenazas de abandonar la Organización de Naciones Unidas.

Teóricamente, las leyes internacionales definen a los Estados soberanos por cuatro condiciones fundamentales: poseer una población permanente, un territorio definido, un gobierno y la capacidad de establecer relaciones con otros estados soberanos. Eso son hoy los israelíes. Pero, no ocurre lo mismo con el pueblo palestino que con idénticas condiciones son sometidos a toda clase de abusos como el no reconocimiento de Estado soberano.

Surge entonces que, si no es la ONU, ¿Quién podrá garantizar que los Palestinos puedan surgir como Estado?

La síntesis es simple, un pueblo como el judío que vivió las infamias del holocausto debería dar ejemplo de humanidad, solidaridad y no someter a otro pueblo a estas condiciones. Dos pueblos que han sufrido las atrocidades de la infamia deberían sentarse, dialogar, darse un abrazo, un apretón de manos, dejar las ideologías y religión de lado y mejor progresar juntos.

Para concluir, me pregunto y cómo creo que se preguntan muchos latinoamericanos, ¿por qué la demora por parte de la ONU para el reconocimiento y establecimiento de un Estado Palestino? ¿Por qué no se le exige a Israel que devuelva los territorios invadidos?