Porte legal de armas

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Escrito por:

Rafael Nieto Loaiza

Rafael Nieto Loaiza

Columna: Opinión

e-mail: rafaelnietoloaiza@yahoo.com

Twitter: @RafaNietoLoaiza


El pasado 27 de diciembre nos despertamos con una noticia que me entristeció a mí, a mi familia y a todo el país, Rafael Merchán, nuestro amigo, apareció muerto en Bogotá. Ese día, agentes de la fiscalía encontraron su cuerpo sin vida en su apartamento, llevaba dos días sin contestar su celular, ni una llamada o un mensaje.

En estos momentos de dolor y tristeza quiero hacerle un sentido homenaje a Rafael. Abogado y Politólogo quien a los 22 años fue elegido Edil de Chapinero donde inició su destacada labor como servidor público. Posteriormente, en el 2010 manejó la dirección de justicia formal del Ministerio del Interior y de Justicia y luego el presidente Juan Manuel Santos lo nombró como Secretario de Transparencia y Cónsul en Londres.

Intervino con energía, compromiso e inteligencia en el Comité Antisoborno de la OCDE, donde pudo luchar contra uno de los flagelos que más le ocupaban su tiempo, lo que era su bandera, la lucha contra la corrupción. Por eso, era testigo en el proceso de Odebrecht.

A quienes tenemos afecto por los españoles, nos preocupa sobremanera el rumbo que está tomando España con este nuevo gobierno del PSOE, encabezado por Pedro Sánchez. El horizonte político es gris.

Surgió este Gobierno con motivo de la aprobación en el Parlamento de la moción de censura contra el presidente Mariano Rajoy. Todo ello por la corrupción de personajes del partido popular. Rajoy, al no dimitir, permitió el  golpe de Estado. Esto significa que están colaborando en el gobierno los que odian el himno, su Constitución, sus símbolos, su Monarquía y quieren la insurrección, el separatismo y la  disolución. Rajoy, por no haber renunciado, tiene una responsabilidad histórica, pues pensó más en su orgullo que en su nación.

Es preciso reconocer la buena gestión en materia económica de Rajoy, por cuanto su antecesor, Rodríguez Zapatero, le entregó casi un Estado fallido, con una honda crisis económica,  un país en  bancarrota. Saneó y revitalizó las finanzas, hasta el punto que España, desde luego con la ayuda de la Unión Europea, alcanzó  con su rescate hacendista un PIB superior a  Alemania y  Francia.    

Sánchez es un político sin brillo intelectual, oportunista, farsante, audaz y mentiroso. Llegó al Gobierno como si hubiese ganado un juego de azar. En su discurso de posesión puso de presente el hecho de que convocaría a elecciones a la mayor brevedad, engañando toda vez que se atornillará en el poder hasta terminar la legislatura. Se trata de un Jefe de Gobierno cuyo título universitario está cuestionado, dado el plagio de su tesis. Como todo gobierno populista, ha incrementado el gasto en nómina. Recién posesionado   nombró como asesores a quince  amigos,  con sueldos ministeriales. Varios de sus ministros se vieron obligados a renunciar por conductas ilegales antes de su nombramiento. La ministra de Justicia, Dolores Delgado, sigue en su cargo a pesar de que la involucraron en materias  non sanctas  que se sucedieron en el anterior gobierno del PSOE, siendo asistente entrañable del abogado Baltasar Garzón, el amigo de Petro y las Farc.

Sánchez, en la oposición, rechazó la posición independentista de los separatistas catalanes, pero para gobernar a España se alió con ellos y con la Izquierda radical y los comunistas de Podemos. Imagínense  que Pablo Iglesias, asesor de Hugo Chávez, defensor del gobierno de Nicolás Maduro y de las Farc, fanático de Irán,  está cogobernando. Podemos apareció en la escena política gracias al apoyo monetario de millones de euros que le proporcionó la dictadura bolivariana y comunista de Venezuela. 

Con Rodríguez Zapatero le han dado aire  a Maduro y consideran que  Venezuela no es una tiranía comunista sino una democracia. Por su convicción ideológica, para Sánchez era más importante visitar a Cuba que estar en Bruselas  pendiente y presente en las recientes negociaciones del Brexit. Entonces con su ausencia España recibió del Reino Unido  un gol olímpico, del cual todavía no se ha dado cuenta. Por ello, la primera ministra británica, Theresa May, públicamente ha dicho: “España no logró su objetivo y Gran Bretaña consolidó su soberanía en Gibraltar”.

Actuando en consonancia con su criterio político, autorizó el ingreso a aguas territoriales españolas de buques de guerra rusos, sin acordarse de que España  desde hace treinta años tiene una alianza militar con los Estados Unidos, razón por la cual existe una base militar en Rato. Tan valorado es este pacto militar para los estadounidenses, que el hoy Embajador de los Estados Unidos en España, Duke Bechan, dijo en días pasados: “Somos socios en esto hoy y para siempre”.

Pero lo más alarmante y peligroso es el manejo con Cataluña, está jugando con fuego y se puede quemar. Les está dando gusto a los secesionistas, cediendo y facilitando sus pretensiones. Volvieron en la Generalitat a disponer de sus presupuestos a su antojo. Acepta el irrespeto y el desconocimiento del Rey. Ha guardado silencio respecto a las declaraciones de Joaquín Torra, quien ha pregonado la vía eslovena con miras a la autodeterminación catalana. Torra  exhibe su afán guerrerista de conseguir la independencia con la violencia y con las armas. Esa es justamente la formula eslovana. Los Mossos, o sea la Policía interior catalana, son simplemente espectadores frente a la perturbación del orden público.

Hoy la memoria histórica se encuentra en manos de la izquierda y los comunistas, con un ánimo puramente revanchista. Los medios de comunicación están en poder de los gobiernistas. La economía se ha ralentizado.

Lo anteriormente descrito denota que España está caminando sobre terrenos pantanosos, que pueden ahogar a sus habitantes. Esperamos que en las próximas elecciones generales, en  el 2020, Pablo Casado, del Partido Popular, y Albert Rivera, de Ciudadanos, sean los triunfadores. Los dos son políticos jóvenes promisorios, con sólida estructura intelectual, talentosos y defensores de la unidad territorial, la constitución y la Monarquía.