Perversa estrategia

Columnas de Opinión
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Cuando los expresidentes Andrés Pastrana y Bill Clinton firmaron aquel acuerdo bilateral llamado “Plan Colombia para la paz”, sabían que la mejor forma de conseguir este propósito era llevando grandes inversiones en el campo social para ofrecer a nuestros campesinos alternativas diferentes a los cultivos ilícitos que promovían las guerrillas de las Farc y el ELN para financiar la guerra.

El primer modelo de desarrollo alternativo que surgió fue el de las alianzas productivas para la paz, que instituyó el entonces ministro de Agricultura, Carlos Murgas. Posteriormente, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional –USAID- creó el programa MIDAS, con el fin promover proyectos agrícolas entre privados que integraran la producción primaria, el procesamiento y la comercialización de los productos.

El tema no era nada fácil y fueron pocos los empresarios de la agroindustria del país que tuvieron los cojones de meterse en esas zonas controladas por la guerrilla y el narcotráfico a impulsar con pequeños campesinos, proyectos productivos que fueran más rentables que la siembra de coca. Fue a través de estas alianzas estratégicas que se reactivó la economía lícita en las regiones del Catatumbo, Magdalena Medio, Urabá, Nariño y los Montes de María, donde se cosechan más de 300.000 hectáreas en pequeñas parcelas de cultivos de palma de aceite, cacao, caucho, frutales y silvopastoreo.

Un caso de admirar, es el de Héctor Flórez, un pequeño campesino de María la Baja (Bolívar), quien en 1999, su parcela de 27 hectáreas solo le generaba ingresos mensuales de $220.000 con cultivos de pancoger. Hoy, con 22 hectáreas de palma y una participación pequeña en la planta extractora de aceites, recibe ingresos netos superiores a los $ 7 millones mensuales. Así como él, hay 980 pequeños productores en ese municipio que generan 4.100 empleos directos y 12.300 indirectos en pequeñas empresas de servicios que se han instalado en esa región. Si las Zonas de Inversión para el Desarrollo Rural, Económico y Social -Zidres-, toman como ejemplo este modelo, en cuatro años habremos erradicado los cultivos ilícitos y la pobreza en el campo colombiano.

Claramente, este exitoso modelo de inclusión social, valores compartidos y compromiso con el éxito, incomoda a quienes conviven con los negocios ilícitos, la corrupción pública y la explotación electoral. No es coincidencia, que en estos últimos seis meses, este modelo y los empresarios que lo han implantado vengan siendo objetos de una campaña de desprestigio a través de algunos periodistas y medios de comunicación militantes de la izquierda. Además, de las iniquidades que han tenido que resistir por parte del gobierno por las desacertadas medidas en materia de política arancelaria, tributaria, laboral e inseguridad jurídica de propiedad rural.

Es inaudito, que el único sector que le apostó a la inversión social, a la erradicación de cultivos ilícitos y a la reactivación económica de las zonas más abandonadas del país, se le trate de esta manera. La irresponsable y mal intencionada nota periodísticas del redactor de El Tiempo en Cartagena, John Montaño, contra este exitoso modelo en los Montes de María, es una muestra más de esta perversa estrategia de desprestigio.
@indadangond