Pese a sus condiciones y habilidades para el deporte rey, este samario no optó por el balompié. Decidió, en cambio, atacar y defender desde otro campo: la política.
Ama el fútbol desde que tiene uso de razón. Durante su niñez y juventud empleaba todas sus energías en patear un balón. Era el 9 o el 10 en cada partido y tenía a su favor la capacidad de pegarle a la pelota con ambas piernas.
Pero pese a sus condiciones y habilidades para el deporte rey, Honorio Henríquez Pinedo no optó por ser futbolista. De hecho, el actual senador de la República no recuerda cuando fue la última vez que ‘echó un picadito’. Hoy es atacante y defensor, pero desde otro campo.
Él se inclinó por sus otras dos pasiones: el derecho y la política. Esto se lo atribuye a la influencia que tuvo en su vida su abuelo materno, Miguel Pinedo Barros, un político guajiro ampliamente reconocido en el Magdalena, quien también fue congresista de la República.
En su época de estudiante en el San Luis Beltrán, cuando el profesor Tomás Aragón le preguntaba por qué no se aplicaba más en las matemáticas, Honorio respondía: “No me gustan las matemáticas, además yo voy a ser político o abogado”. Entonces el pequeño no sabía que en la política también hace falta saber de números, aunque en este caso 2+2 no siempre sean 4.
“Mi amor por el derecho y la política se lo debo a mi abuelo, Miguel Pinedo Barros, un hombre de unas condiciones, valores y principios excelsos. Él es un referente en mi vida, un referente de servicio”, asegura el actual vicepresidente del Senado en entrevista con EL INFORMADOR.
“En mis recorridos por La Guajira me he encontrado casas con la foto de mi abuelo en la sala, pese a que él falleció hace ya 31 años. Ahí están los resultados de su vocación y su convicción, y ahí encuentro más motivos para tener mayor compromiso”, afirma el parlamentario.
Como su abuelo, un personaje fundamental en su formación fue su padre, Honorio Henríquez Castañeda, cuyos consejos marcaron el rumbo de su vida.
“Mi papá me decía: ‘Obra de tal manera que cuando vayas caminando por la calle, puedas mirar a todo el que viene a los ojos y no tengas que agachar la cabeza. Eso solo se logra con coherencia, transparencia, honestidad y disciplina’. Ese consejo nunca lo he olvidado y se lo he transmitido a mis hijos”, recuerda.
Formación y trayectoria
Tras culminar el bachillerato, partió hacia Bogotá para estudiar Derecho en la Universidad de la Sabana. Para entonces, su percepción de la política había cambiado.
“Cuando fui conociendo la política dije: ‘Voy a ser abogado y no político’. De hecho, después de graduarme decidí regresarme a Santa Marta. Pero tuve una experiencia con Néstor Humberto Martínez cuando este era ministro del Interior, él me dijo que me quedara trabajando en el ministerio, que esa sería una experiencia que valoraría siempre. Acepté quedarme seis meses para aprender, pero esos seis meses se convirtieron en 10 años”, cuenta.
En esa instancia de Gobierno, Henríquez fue director de Asuntos Indígenas, de Comunidades Negras, asesor del despacho del ministro, secretario privado del ministro, secretario general del ministerio y hasta viceministro del Interior encargado, durante las titularidades de Néstor Humberto Martínez, Armando Estrada Villa, Fernando Londoño Hoyos, Sabas Pretelt de la Vega y Carlos Holguín.
Luego de una década en el Ministerio del Interior, fue nombrado director de la Escuela Superior de Administración Pública, Esap, cargo que ocupó durante seis años.
“Asumí esa entidad cuando estaba a punto de ser liquidada, pero logramos transformarla. Tenía cuatro mil estudiantes, yo la entregué con 13 mil. Tenía un presupuesto de $48 mil millones, yo la entregué con un presupuesto de 150 mil millones. Pese a que la instrucción era liquidarla, lo que hicimos fue repotenciarla y esa es una gran satisfacción que tengo en mi vida”, afirma.
El INFORMADOR (EI): Sus detractores lo señalan como el responsable de que la sede de la Esap en Santa Marta esté inconclusa…
Honorio Henríquez Pinedo (HHP): “Ahí mis detractores están equivocados o son malintencionados. Cuando yo asumí la Esap, la sede de Santa Marta estaba en los alrededores del Mercado Público, en unas instalaciones pésimas, en un sitio no apto para una institución de educación. Yo como director no podía permitir que en mi tierra no hubiese una sede digna de la Esap. Enviamos la sede a la avenida del Libertador, a donde desde hace muchos años debería estar concluida la obra. En un Consejo Directivo propuse extender una partida para la construcción de la sede en Santa Marta y la aprobaron en 2011; yo salí de la institución unos meses después de aprobados los recursos y tristemente quienes me sucedieron no culminaron la obra. Estoy seguro que si hubiese seguido en la dirección de la Esap, esa sede estaría lista”.
Su incursión en la política
Henríquez renunció a la dirección de la Esap una vez finalizado el periodo de gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez. Fue entonces cuando incursionó en la carrera electoral que había vislumbrado cuando era pequeño.
EI: ¿Cómo llegó al Congreso de la República?
HHP: “Un día estábamos cinco personas en una reunión, entre ellas el presidente Álvaro Uribe y yo. Él dijo: ‘Estoy preocupado por el país, este gobierno –el de Juan Manuel Santos- va a traicionar las tesis que lo eligieron; así que vamos a lanzar un movimiento para contrarrestar eso y tengo unas personas en mente para que me acompañen en una lista al Senado’. Y agregó: ‘A quien tengo en mente para la lista al Senado es a Honorio’. Yo le dije: ‘No voy pa’ esa, presidente, eso es muy costoso. Yo lo acompaño a usted por toda Colombia, pero en esa vuelta no’. Y él me respondió: ‘¿Usted no tiene para comprar un termo de tinto y recorrer en un bus toda Colombia? Porque así es que haríamos la campaña, puerta a puerta, casa a casa, con los postulados y con las propuestas’. Eso me gustó. Así nació la aspiración mía a un cargo de elección y ese era mi sueño de niño: ser senador de la Republica”.
EI: Por haber resultado electo de una lista cerrada al Senado, había quienes decían que sus votos se los había regalado Uribe…
HHP: “Decían que los votos me los había regalado Uribe, y eso es verdad. Me los regaló por el trabajo, por la disciplina, por la dedicación, por la coherencia. En las pasadas elecciones al Senado decidimos abrir las listas y resulté elegido con la séptima mejor votación de mi partido, saqué votos en casi todas las regiones de Colombia: en Bogotá, en Antioquia, en La Guajira y en mi tierra: Magdalena. Ese es el fruto del buen trabajo y el buen servicio. Ya no he vuelto a escuchar a los que decían que Uribe me había regalado los votos…”
EI: Entonces usted no optó por la política, la política optó por usted…
HHP: “Lograr coherentemente la disciplina y el trabajo me fue llevando a donde hoy estoy. Además me encontré con personas como el presidente Álvaro Uribe, con quien tengo una gran amistad”.
EI: ¿Tan grande que le dio la responsabilidad de manejar su partido en el Magdalena?
HHP: “Esa es una inmensa responsabilidad. Recuerdo que el Centro Democrático, si se me permite la expresión, fue presentado en sociedad en Santa Marta, en la Universidad Sergio Arboleda. Así lo decidió el presidente Álvaro Uribe (…) Actualmente llevamos 385 candidatos en el Magdalena para las elecciones de octubre, creo que es un crecimiento importante y significativo para nosotros, un partido que no tiene más de seis años”.
EI: ¿Cuál cree que fue su logro en su primer cuatrienio legislativo (2014-2018)?
HHP: “El periodo pasado fue muy difícil, porque estuvimos en oposición; sin embargo, logramos la defensa de la democracia, de las instituciones y sacar proyectos importantes, sobre todo en materia de salud. Mi bandera es la salud, estoy comprometido con la salud, no solo de los magdalenenses sino de los colombianos. Siendo del Centro Democrático, un partido de oposición en ese momento, los senadores de la Comisión Séptima me eligieron vicepresidente, fui el único senador de mi partido que estando en oposición llegó a juntas directivas”.
EI: ¿Qué perspectivas tiene para este cuatrienio legislativo (2018-2022)?
HHP: “Durante el primer año de este periodo, ahora como parte del partido de Gobierno, fui electo presidente de la Comisión Séptima, y actualmente soy vicepresidente del Senado. En cuanto a las perspectivas, hay algo muy importante para los actuales mandatarios y para los que resulten electos el 27 de octubre: el Plan Nacional de Desarrollo. En el caso del Magdalena, ese instrumento dispone de unos ejes fundamentales, están proyectados 23 mil millones de pesos para el departamento, que requieren de la gestión de quienes resulten electos alcaldes y gobernador. Desde ya me ofrezco, si se me permite la expresión, a cargarles el maletín para ir hasta Bogotá y gestionar los proyectos en beneficio de nuestra comunidad”.
“Desde ya me ofrezco, si se me permite la expresión, a cargarles el maletín a los alcaldes y gobernador que resulten electos en octubre, para ir hasta Bogotá y gestionar los proyectos en beneficio de nuestra comunidad”.
EI: ¿Temas prioritarios en el Magdalena?
HHP: “Cuando existía incertidumbre parlamentaria sobre la doble calzada Ciénaga-Barranquilla, le hice una llamada a Ángela María Orozco, ministra del Transporte, quien se comprometió a priorizar ese proyecto para asignarle partida presupuestal el próximo año. Ahí se requiere una acción conjunta, pero no me cabe la mínima duda que ese era un proyecto que estaba trabado y que se destrabó gracias a una gestión de la ministra. Con el presidente Iván Duque hay un compromiso desde la campaña, y es resolver el problema de la falta de agua en el Distrito de Santa Marta, un tema que hoy todos los que están en campaña tienen como bandera. Yo como vicepresidente del Senado, oriundo de esta tierra, tengo que trabajar para que eso se concrete y se materialice, y así lo hemos venido haciendo”.
Su familia
Honorio Henríquez Pinedo nació el 24 de julio de 1971 del matrimonio conformado por Honorio Henríquez Castañeda y Avelina Pinedo de Henríquez.
Está casado con Angélica Guzmán Aún, con quien tiene tres hijos: Valentina, Sofía y Miguel Henríquez Guzmán.
Su esposa es su mano derecha, su apoyo y su confidente. Junto a ella se le ve en casi todas las actividades sociales y políticas.
“Angélica tiene la vena política y social, es una gran lideresa. En mi partido dicen que ella es la senadora (risas). Mi esposa me apoya en las campañas y está donde yo no puedo estar. Además, ella es mi apoyo con nuestros hijos”, afirma.
EI ¿Cómo hace para repartir el tiempo como legislador, político y padre?
HHP: “Vivo con mis hijos momentos de calidad y trato de compartir con ellos el mucho o poco tiempo que tengo, les hablo de la vida y de la actividad a la que me dedico. Tengo una relación con mis hijos como la que yo tuve con mi padre: de apertura, sinceridad y dialogo”.
EI: ¿Tiene alguna frustración?
HHP: “Solo tengo una frustración en la vida: no haber sido jugador de fútbol profesional. Si pudiera devolver el tiempo unos 30 años, elegiría ser futbolista. De resto no cambiaría absolutamente nada”.
EI: ¿Cuál es el equipo de sus amores?
HHP: “El Unión Magdalena, como me lo inculcó mi papá. Y guardando esos colores, el Barcelona”.
“Mi bandera es la salud, estoy comprometido con la salud, no solo de los magdalenenses sino de los colombianos”.