Crónica: La experiencia de la COP 16

Medio Ambiente
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Por: Alma Clara García

Directora

Corporación Samarios Sí Podemos 

 

Asistí a la Conferencia de las Partes o Conferencia de los Estados Signatarios del 24 al 28 de octubre en la ciudad de Cali, COP 16, en representación de Samarios Sí Podemos. Previamente me había inscrito en varias sesiones académicas y no académicas y en general pude asistir a la gran mayoría de conferencias, conversatorios y charlas en la zona verde, pese a que mi pre-inscripción no fue respetada en varias ocasiones, con todo y código QR a la vista y llegando a tiempo para entrar.

También hubo cancelaciones de eventos a última hora, sin previo aviso, después de hacer largas colas de espera a altas temperaturas y esto obviamente hizo que asistiera a otras conferencias que no estaban inicialmente en mi ruta. De ahí la diversidad de temas a los que me voy a referir.

En todo caso se notó el esfuerzo por hacer bien las cosas, con personal bien entrenado y amable. Siempre había un saludo y una despedida sonriente a la entrada, salida y hasta en los ascensores y una respuesta cordial a las miles de preguntas sobre ubicación. La limpieza de los sitios se hacía en forma permanente y en especial después de cada evento; los baños siempre impecables y en muchos lugares se contó con dispensadores de agua y de café para los asistentes y hasta con refrigerios. 

La ciudad lucía casi limpia y decorada amablemente en modo COP 16, con espacios urbanos bien ubicados para uso de los participantes, construidos en materiales naturales que no llegaron a distorsionar la belleza de las ceibas del Bulevar del Río. El gremio de taxistas recibió una capacitación cívica eficiente, que se tradujo en la no especulación con las tarifas, lo que desafortunadamente no sucedió con los hoteles que las doblaron en su mayoría. Ahora, si en una ciudad colombiana en octubre de 2024 se cuenta con 3 policías en cada esquina, obviamente se respira seguridad, aunque sepamos que es temporal y puntual para el evento.

Fue notorio el número de agrupaciones de comunidades de diferentes zonas del país compuesta por residentes urbanos, campesinos, afrocolombianos e indígenas de todas las edades, en defensa de la conservación de bosques, ríos, manglares, montañas, flora y fauna de sus respectivas regiones, todo ello pareciera que a partir de la regulación como entes participativos en las decisiones ambientales, reestablecida en Colombia desde la aprobación del Acuerdo de Escazú.

La Amazonía ocupó el lugar más analizado académicamente, pero el Pacífico no se quedó atrás, al igual que la Orinoquía y la Guajira. No asistí a eventos referidos a Santa Marta, aunque tuve conocimiento de que Sandra Vilardy y Carlos Vives además de Sergio Díaz Granados presidente ejecutivo de la CAF, participaron en charlas y reuniones con las delegaciones gubernamentales en la zona azul, a la que no tuve acceso como particular. De la misma forma hicieron presencia, el colegio Los Manglares de Santa Marta, en el tema educativo, Samarios Sí Podemos con su proyecto de Canto a los Manglares, su afiche representativo y su jingle y la Coral de la Sierra, dirigida por el grupo Jacana Jacana e integrada por niñas indígenas y mestizas de la región, que interpretaron canciones en las lenguas indígenas de sus comunidades.

Conferencias, charlas y conversatorios

24 octubre. Rescate de la comunicación oral.  Fue una puesta en escena de jóvenes pertenecientes a la comunidad del pueblo Pijao situada entre el sur del Tolima y el Huila. Hablaron de sus costumbres ancestrales, de su deseo de rescatarlas y de que otros las conozcan a través de la oralidad que se ha venido perdiendo dentro de su comunidad. Resaltaron la adorate  que es una cuna de transición del vientre de la madre al mundo, donde se colocan los bebés Pijaos por espacio de 10 días después del nacimiento.

Se refirieron a los espíritus guardianes del bosque, como la Patasola y el Mohán que han venido desapareciendo por la explotación petrolera en la región, ya que las perforaciones del subsuelo según uno de sus mitos, libera los espíritus en frio generando proliferación de enfermedades. Denunciaron la corrupción personal de algunos líderes indígenas que reciben dinero de las Multinacionales, creando conflictos en la comunidad por cuanto permiten el deterioro del ecosistema que la rodea, entre otros, con la quema de bosque seco tropical a favor de la explotación de recursos naturales. Dijeron que una quema reciente elevó la temperatura de la zona a 42 grados, matando un sinnúmero de fauna, reduciendo el flujo de agua en la región y contaminando el río Magdalena con chamizos además de la basura ya endémica del río.

Mencionaron que tendrían una reunión con el gobierno y que estarían interesados en crear una red de vigías del territorio desde Roncesvalles.