Paralelos imposibles

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



El intento por parte del presidente Petro y su jauría de áulicos de hacer un paralelo entre lo que está sucediendo en Gran Bretaña y lo que está sucediendo en Colombia es un absurdo de los tantos a los que ya nos hemos acostumbrado.  El único paralelo que podría existir es que Petro renunciara a la presidencia reconociendo que el puesto le quedó demasiado grande.

Es irresponsable decir que lo sucedido en Gran Bretaña es porque Liz Truss propuso bajar los impuestos.  Los problemas de Gran Bretaña son de vieja data y por múltiples motivos.  Una de ellas, la arrogancia de unos británicos nostálgicos del pasado glorioso y del poderío del Imperio Británico.  

Gran Bretaña siempre se sintió incomoda en la Unión Europea.  La sociedad británica, al igual que la estadounidense, cree más en el individualismo y rechaza los experimentos socialistas donde se penaliza a aquella persona que quiere destacarse.  Este amor por la libertad individual estaba en directa contradicción con la camisa de fuerza que le imponía la membresía de la Unión Europea.

Para los británicos era inaceptable que un banco central europeo tuviera el control de su política monetaria.  Era inaceptable también la pérdida de empleos a países con costos de producción más bajos y menos eficientes, lo cual era percibido como competencia desleal.  Esto tenía el efecto de limitar incrementos salariales porque era necesario ser competitivos.

Todo esto llevó a que gran parte del electorado británico viera con malos ojos el pertenecer a la Unión Europea, a pesar de ser su mayor mercado. Creyeron que todo cambiaria milagrosamente si Gran Bretaña se salía del mercado común y recuperaba su autonomía.   De pronto, sea cierto en el largo plazo, pero los efectos del Brexit sobre la economía británica han sido devastadores.  El divorcio se dio en medio de una pandemia que paralizó las economías del mundo.

El dolor causado por la pandemia y por el Brexit hicieron caer a Boris Johnson, además de uno que otro escándalo.  Y solo le tomó cuarenta y tantos días a Truss reconocer que los graves problemas de la economía británica no pueden ser resueltos si no hay la voluntad de hacer los sacrificios necesarios para resolverlos.  

La caída de la libra de esterlina se debe a la pérdida de confianza en Gran Bretaña.  Entre otras cosas porque cuando hay temores de una recesión mundial, los inversionistas buscan refugio en las economías más sólidas, léase, dólar y Euro.  Hoy por hoy la libra de esterlina no está al mismo nivel de estas dos monedas.  Esta búsqueda de refugio explica en gran medida la fortaleza –trepada del precio-  del dólar frente a todas las monedas del mundo.

Gran Bretaña tiene otros serios problemas macro que tomaran tiempo, si es que pueden ser resueltos.  Ni la banca ni la bolsa de Londres tienen hoy el peso que en su momento tuvieron en la economía global.  Gran Bretaña pasó a ser un país deudor después de ser uno de los grandes acreedores.  

Toda relación tiene ventajas y desventajas, y en retrospectiva es claro que los británicos no hicieron una correcta valoración de lo que implicaría salirse de la Unión Europea.

Llegar al punto que está hoy Gran Bretaña tomó décadas. La debacle que está sucediendo en Colombia es producto de un par de meses.  No porque Colombia no tuviera graves problemas sino porque el cambio de dirección –equivocada- en estos tiempos es suicidio.  El único que no lo ha entendido así, es Petro y su jauría.



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