Un país de altos ingresos y riesgos

Editorial
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Un país calificado de “alto nivel de ingresos”, pero en riesgo de retroceso si no aplica una estrategia de sostenibilidad fundamentada en la educación, mejorar su sistema de recaudación e impulsar la cohesión social, es lo que recibirá el presidente de Panamá que sea electo el próximo 5 de mayo.

Las cifras macroeconómicas analizadas por el Fondo Monetario Internacional, FMI, el Banco Interamericano de Desarrollo, BID o el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, ICEFI, muestran un país por encima del promedio mundial en muchos aspectos de bienestar, pero igualmente los riesgos de una involución.

Poco más de 2,7 millones de panameños escogerán el próximo 5 de mayo al presidente que los dirigirá de 2019 a 2024 entre el oficialista José Blandón, Partido Panameñista; los opositores Rómulo Roux, Cambio Democrático; Laurentino Cortizo, Partido Revolucionario Democrático y Saúl Méndez, Frente Amplio por la Democracia y los independientes Ana Matilde Gómez, Ricardo Lombana y Marco Ameglio.

Algunas de las claves macroeconómicas que se encontrará el próximo gobernante son que hasta hace pocos años a Panamá se le ubicaba como país de renta media, ahora al colocarse como de renta alta tiene la obligación de ayudar a otros países porque su ingreso por persona en paridad de poder adquisitivo, 25.406 dólares, está por encima de toda Latinoamérica.

Panamá ha recortado en veinte puntos su diferencia del ingreso por persona con relación al promedio de la Ocde, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos en los últimos diez años, de acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, BID y casi duplica los de América Latina y el Caribe, 15.000 dólares.

Una de las alertas que el BID, el Icfefi y el FMI mantienen es la baja recaudación fiscal de Panamá, la más pobre proyectada para 2019 con relación al producto interno bruto, PIB, en Centroamérica.

Particularmente el Icefi enfatiza en su último informe que en campaña electoral el tema fiscal no se discute a profundidad, a pesar de la importancia que reviste, y los candidatos no ven necesario aumentar las recaudaciones e incluso algunos ofrecen rebajar las tasas impositivas.

El Gobierno Central de Panamá tuvo en 2017 una recaudación tributaria equivalente al 8,9 por ciento del PIB, en 2018 el 8,8 y para 2019 se proyecta del 9,3 por ciento.

Sumando los aportes del Canal de Panamá, el BID encontró en 2015 que la presión fiscal subía al 19,8 por ciento, pero su posición sigue siendo de las más bajas de América Latina, la cuarta inferior.

El Banco Mundial, que mide distintos aspectos que inciden en la facilidad para hacer negocios, Panamá ocupa la posición 180 de los 190 países analizados en la categoría pago de impuestos.
La pobreza en Panamá no se percibe gravemente en las grandes ciudades panameñas, sino en las provincias y dramáticamente en las comarcas indígenas con un 80 %.

Por ejemplo, el Icefi, solo obtuvo datos hasta 2016, cuando se calculó que el 22,1 por ciento, 884.000, son pobres y el 6,9 por ciento, 276.000, vive en pobreza extrema, superior a Costa Rica, El Salvador y Nicaragua en ese baremo.

El éxito económico de Panamá no se ha traducido en la misma medida en logros sociales, no se trata solo de un problema de justicia social, sino que también afecta a las bases necesarias para garantizar un crecimiento sostenido.

Desde 2006 la tasa de pobreza se ha reducido casi 18 puntos, llegando en 2017 al 20,7 por ciento frente al 29 por ciento en América Latina y el Caribe, pero podría ser mejor. Por cada punto de crecimiento del PIB, la pobreza ha bajado 0,15 puntos en Panamá, mientras que en la región lo ha hecho en 0,22 puntos.

Comparado con el grupo de países de éxito, la diferencia es considerable: una tasa de pobreza del 22 por ciento en Panamá frente al 15,7 por ciento en estos países, llamados así por su progreso de los últimos años similares a los panameños, Chile y Uruguay entre ellos. El país se halla debajo del promedio de Latinoamérica en estos registros y debe usar el censo de 2020 para tomar alguna acción para actualizar la data.

Panamá cuenta con activos para enfrentar todos sus desafíos para consolidarse como un país de desarrollo alto y estos son la capacidad financiera que ostenta: por su grado de inversión, bajo nivel de riesgo país y capacidad de atracción de inversión extranjera.

Además, el entorno macroeconómico que sigue siendo favorable al crecimiento, la buena infraestructura, con un Índice de Desempeño Logístico del Banco Mundial por encima de Latinoamérica y de los países de éxito, la seguridad, con una tasa de homicidios de 11,4 por cada 100.000 habitantes, cerca de la mitad que el promedio latinoamericano.

La conectividad del país y el carácter cosmopolita de la capital, son otros de los activos para impulsar los cambios que prevendrán un retroceso del desarrollo. Dependerá de la valoración que haga quien ocupe el Ejecutivo a partir del próximo 1 de julio.


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