Un paliativo preelectoral

Editorial
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El presidente argentino, Mauricio Macri, presentó con un particular vídeo el anunciado paquete de medidas de su administración frente a la crisis económica, un paliativo buscan allanar el camino presidencial hasta las próximas elecciones.

Las medidas anunciadas por Macri a través de un vídeo de YouTube grabado con un teléfono móvil y ampliadas después por sus ministros, o micromedidas son electorales y transitorias, no atacan el problema inflacionario y han sido recibidas de manera negativa por los inversores.

Un paliativo que busca desempolvar viejas herramientas con el objetivo de lograr un fin electoral y de ganar tiempo frente al deterioro, a una inflación que lejos de sostenerse se acelera, una situación de tensión cambiaria que está día a día al borde y, por último, un Fondo Monetario que actúa de bombero frente a un fuego peligroso en forma de recesión.

Entre los cambios se destaca la congelación de las tarifas del último año, que afectan al gas, la electricidad y el transporte público, o un sistema de controles para mantener los precios de 60 productos de la canasta básica, entre los que se encuentra la carne, que alcanzó mínimos de venta históricos en los últimos días.

Desde el punto de vista macroeconómico, no apuntan a los desequilibrios centrales de la economía, sino una congelación de tarifas y precios que provocarán que los costos sean cada vez mayores. Se traducen, por lo tanto, en una herencia más pesada para quien dirija la próxima administración de la que dejó el gobierno de Cristina Fernández, 2007-2015, a Macri cuando este asumió el poder hace tres años y medio.

Lo que está haciendo es retrasando el ajuste de los desequilibrios, particularmente congelar precios, pateando para adelante, postergarla; se está empujando un atraso cambiario que ponga freno y actúe como válvula por lo menos para los seis meses que le quedan hasta las elecciones.

La cosecha total de la última campaña se encamina a marcar un récord histórico, con un volumen estimado de 145 millones de toneladas, traccionada por las superlativas producciones de maíz y trigo y por la fuerte recuperación de la soja.

Hasta ahora, las pocas jornadas que lleva esta liquidación de los dólares de la cosecha, provenientes de la actividad agrícola, han dado resultado en términos de tratar de contener, pero se sabe que es un beneficio habitual del segundo trimestre y que después desaparecen. Justamente a partir del segundo trimestre es cuando el territorio electoral del país suramericano se pone más álgido al definirse los candidatos y arrancar la carrera electoral, y con ella, las turbulencias financieras.

La próxima administración a finales de año va a tener la sensación de cargar con una doble herencia, así como con estos acuerdos transitorios que tienen una clara necesidad de urgencia de cara a los comicios, y que no están ni siquiera alineados al espíritu de este gobierno, y por el contrario, son más propios del anterior gobierno. A veces el pragmatismo, obliga a guardar los ideales en un cajón.

El Gobierno adoptó este paquete de iniciativas un día después de que se conociera la inflación de marzo, que con un 4,7 % de aumento sobre el mes anterior llevó la tasa interanual hasta el 54,7 %, cerrando el trimestre inaugural de 2019 (enero, febrero y marzo) con un 11,8 %.

Beneficios para las pequeñas y medianas empresas o créditos de un monto máximo de 200.000 pesos, para cerca de 18 millones de personas destinados a jubilados, beneficiarios de pensiones no contributivas, de la asignación universal por hijo y de asignaciones familiares.

La cifra de inflación de marzo es un indicativo de que el país deberá aplicar el próximo mes una tasa de ajuste automático de la inflación, algo que las medidas anunciadas hoy llegan tarde. Es una mala noticia a nivel de mercados porque si esta escalada sigue así, en el próximo cierre que es abril, posiblemente ya se aplique la cláusula de ajuste automático. El presidente dice que fue un pico de inflación, pero no creo que el mes de abril vaya a bajar mucho.

En un año marcado por el signo político, Argentina continúa dependiendo de la divisa norteamericana, cuya expectativa al final del año, podría ascender hasta 52 pesos, un tema cultural del que es difícil despegarse.
La gente tiene la expectativa de que el dólar va a seguir subiendo y es un tema cultural en la Argentina, todos quieren tener los dólares porque son como un resguardo de valor.


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