Con condiciones

Editorial
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El cese al fuego temporal anunciado por el Eln para facilitar el proceso electoral en Colombia no sustituye al que se negocia en La Habana con el Gobierno.

Ahora los insurgentes apelan a la cláusula de honor para que la otra parte respete la tregua; esta decisión no implica que se interrumpa el otro cese en los términos que se han pactado.

Alcanzar un nuevo alto el fuego bilateral nacional es, junto con el diseño de la participación social en los acuerdos, el principal objetivo del quinto ciclo de conversaciones entre el Ejecutivo y la guerrilla, que quiere lograr una versión “2.0”, corregida y mejorada de la tregua de 101 días alcanzada entre octubre y enero pasados.

El Eln, que lleva en Cuba una semana y no quiere perder tiempo con nuevas mudanzas, le inquieta la situación de las Farc tras su desmovilización y pase a la política a raíz del acuerdo de paz firmado con el Gobierno en 2016, también negociado en Cuba.

Hay muchas dudas al interior del Eln, ya que aducen que si así están tratando a las Farc, que reducen e incumplen los acuerdos, sufren distintos ataques y si la solución política del conflicto es para que una fuerza termine así, dudan pero no con razón, porque quienes han incumplido y violado os acuerdos de paz de Santos, son, precisamente, los dirigentes de la Farc.

A raíz de esto los guerrilleros desde las bases les transmiten preocupación y preguntan si con ellos va a ser lo mismo, a la vez que alertan sobre   un eventual regreso a las armas de los desmovilizados en respuesta a los incumplimientos. Es increíble que solamente se vea un solo lado de la moneda, cuando para todos es visible que quienes no han guardado las normas después del pacto de paz, son los insurgentes que quieren echarles toda la culpa a los colombianos, que no pueden responder por los actos de otras personas.  Si desde ya comienzan a recelar, cómo será, cuando lleguen al punto de dejar las armas.

La guerrilla del Eln antes de comprometerse con el gobierno de Santos debe estar segura de lo que quiere y para donde va; porque después no debe estar buscando escondederos para echarle la culpa de lo que suceda, a otros.

Deben saber desde ya que no pueden eludir sus responsabilidades.

Respecto al acuerdo marco que el presidente Juan Manuel Santos espera concretar antes de marcharse, el Eln quiere dejar los acuerdos en un punto de consolidación que cualquier Gobierno que llegue tenga que respetarlos.

De ahí que el segundo punto que se negocia ahora junto a la tregua es la participación social. Si eso no ocurre, no puede haber avance, amenazan los guerrilleros, ya que ellos consideran que cuanto más se involucre la sociedad colombiana en el proceso, más sectores van a reclamar la continuidad.

Son tan cínicos que afirman que durante la tregua anterior se avanzó en que no tienen problema con suspender las operaciones financieras, o sea los secuestros, y también están tramitando con la comunidad internacional para que haya una manera de que el Eln pueda seguir desarrollando su plan político así no haga operaciones financieras y hasta atrevidos son por que no precisan número de secuestrados, pero aseguran que son mucho menos de lo que se dice. ¿Qué tal?



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