Sin cambios

Editorial
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Pocos cambios dará  Cuba con la designación del nuevo presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, porque, a través de todos los medios posibles, el régimen se aseguró de transmitir el mensaje de que la política exterior de la isla se mantendrá inalterable y que el país caribeño no hará concesiones contra su soberanía e independencia ni negociará sus principios.

Durante su primer discurso ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, Parlamento unicameral, que lo ratificó  como el primer mandatario cubano sin apellido Castro en casi sesenta años, Díaz-Canel fue enfático en afirmar que el mundo está en una coyuntura internacional caracterizada por la creciente amenaza a la paz y la seguridad y en tal contexto ratificó que la política exterior cubana se mantendrá inalterable reiterando que nadie logrará el propósito de debilitar a la Revolución ni doblegar al pueblo cubano, porque Cuba no hace concesiones contra su soberanía e independencia.

El nuevo gobernante, de 57 años, no mencionó explícitamente a Estados Unidos, con quien Cuba vive un momento de renovada tensión política tras el deshielo diplomático de hace tres años; sin embargo, insistió en que la isla jamás cederá ante presión o amenazas a pesar de que los cambios que sean necesarios, los decidirá soberanamente el pueblo cubano, al mejor estilo castrista.

Raúl Castro deja la Presidencia de Cuba tras doce años y encabezará las decisiones de mayor trascendencia para el presente y el futuro de la nación, asegurando de esta forma que la herencia castrista siga adelante; sin embargo, aunque Castro se retira de la primera línea política, ya que tampoco formará parte del recién renovado Consejo de Estado, su opinión seguirá teniendo un enorme peso para el nuevo Gobierno. Sera el poder detrás del telón. Díaz-Canel, es considerado un discípulo aventajado del menor de los Castro; dedicó una considerable parte de su primer discurso a reconocer el legado del ya expresidente durante sus dos mandatos.

Muchos fueron los elogios que recibió el nuevo presidente de Cuba; pero, la principal aclamación fue que es un hombre con firmeza, sin apego a los cargos, con serenidad, madurez, confianza y firmeza revolucionaria, se mantiene por legitimidad y mérito propio al frente de la vanguardia política. La designación del nuevo presidente sirvió para que los elogios fueran los protagonistas del día, sobre todo aquellos recaídos sobre Raúl Castro, que según el nuevo presidente cubano, asumió la dirección de Cuba en una difícil coyuntura económica y social y como estadista ha encabezado, impulsado y estimulado profundos cambios estructurales y conceptuales dentro del proceso de actualización del modelo socialista de la isla. Los adjetivo abundaron  para Raúl, calificado como el mejor discípulo de Fidel, pero también  aportado valores a la labor revolucionaria, al partido y al perfeccionamiento del Gobierno.



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