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Editorial
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El presidente Santos anuncio en la noche del martes, en una jornada pedagógica de paz en Ciénaga, que el Ejército de Liberación Nacional, Eln, decretó un cese al fuego unilateral y resaltó ese gesto de este grupo guerrillero invitándolo a liberar a los secuestrados.


De ser así, dijo Santos en Ciénaga, la misma semana entrante se podría anunciar que comienza la fase pública de las negociaciones, porque ya se tiene con el Eln el 50 por ciento de la negociación que es la agenda negociada, y de paso, Santos invito a los colombianos para que el domingo decidan con su voto, acabar con la fábrica de víctimas en que se convirtió el conflicto armado.

A toda esta verdad rosa, le salió una espina. La justicia colombiana ordenó el arresto de la cúpula de la guerrilla Eln por el secuestro de tres periodistas, entre ellos la colombo española Salud Hernández-Mora.

La decisión fue impartida por un juez de control de garantías de Bogotá contra Nicolás Rodríguez Bautista, Eliécer Herlinton Chamorro, Israel Ramírez, Rafael Sierra y Gustavo Aníbal Giraldo, todos ellos pertenecen al Comando Central o máxima línea de mando del Eln y deberán responder por los delitos de secuestro y rebelión, siendo ahora todos prófugos de la justicia.

La orden se dio a conocer apenas dos días después de que el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc firmaran el acuerdo para poner fin a más de medio siglo de conflicto armado.

Vale la pena recordar que el 21 de mayo Hernández-Mora fue secuestrada por el ELN en el municipio de El Tarra, en el departamento de Norte de Santander al noreste del país y poco después Diego D'Pablos y Carlos Melo, periodistas del canal de televisión Rcn, se internaron en el región del Catatumbo para averiguar la suerte de Hernández-Mora y también fueron secuestrados. Los tres fueron liberados el 27 de mayo.

El Eln tiene en sus filas a unos 1.500 combatientes, según cifras oficiales y en varias ocasiones han comenzado procesos de paz que han resultados infructuosos. En medio del fervor de la firma del Acuerdo de Paz con las Farc, el presidente invita a uno de los actores de la guerra en Colombia a que entregue los secuestrados, y ahora las cabecillas de este grupo armado, están siendo perseguidas para que enfrenten un juicio, precisamente por secuestro, algo que in duda pueden ser las primeras dificultades en el posible proceso de paz que se inicie con estos alzados en armas.

Cuando se dio a conocer las conversaciones con los guerrilleros el 30 de marzo en Caracas entre el gobierno de Santos y algunos de los principales jefes del Eln, anunciaron el inicio de negociaciones para sellar la paz; sin embargo, Santos advirtió que las conversaciones públicas no comenzarán hasta tanto el Eln libere a todas las personas que mantiene secuestradas.

RC, de victimarios, pasarían a ser redentores y proveedores de soluciones a la comunidad, como parte de su obligación de reparar, y con todo el aparato estatal a su servicio, en aras de la paz y la reconciliación. El Gobierno, por el contrario, queda con la carga de fortalecer y pagar las indemnizaciones por daños y perjuicios a las víctimas. Todo ello porque el acuerdo incluye la impunidad de las FARC en la reparación efectiva de las víctimas ¿Para qué se quiere saber qué pasó si no hay justicia y no se repara por parte de los victimarios a las víctimas? La verdad debe ir acompañada de penas efectivas, no de penas acomodadas, y de reparación efectiva de quien causó el daño, no del Estado. Finalmente, no queda más que indicar que un país sin justicia es un país sin futuro y no es un país viable, conforme a que los mensajes al colectivo son: “el crimen paga” y “delincan que no pasa nada”. Recordemos que en la teoría del Estado, los particulares rinden su derecho a hacer justicia por su propia mano al Estado y, así, queda el Estado encargado de hacerla. De esta forma, si no la hace, los particulares, que sientan su derecho a la justicia burlado, podrían realizar e, incluso, sentirse legitimados para hacer, justicia por su propia mano. Eso no lo podemos permitir. La única manera de que tengamos una paz estable y duradera es hacer una paz con justicia. Por eso y lo que ya he dicho en otras columnas votaré NO el próximo domingo.


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