Hace algunos años, mi preocupación a parte de obtener buenas calificaciones en la universidad, mantener una hermosa figura y una buena reputación, era tener mi armario lleno ropa, bolsos y zapatos de la última colección.
Tener el cabello y las uñas arregladas era mi pan de cada día, las conversaciones con mis amigas, eran del chico guapo que nos derretía y preparar planes para el fin de semana que estaba por llegar.
De repente todo eso cambio, sin pensar mi vida daba un giro inesperado y un pequeño ser crecía entre mis entrañas, ¡Oh no lo puedo creer!, claro que sí, era una nena, se sentía raro, no sabía si lloraba por miedo o alegría.
Isabel, así se llamaría, fue el nombre que escogí cuando supe que sería una niña, esa pequeña hermosura que desde que llegó a mi vida, trajo muchas alegrías.
Sin pensarlo ya era madre, me acostumbraba a esta nueva vida, a aprender a cambiar pañales y desvelarme todos los días, me recuperaba rápidamente y aunque mi respirar le pertenecía, trababa de conservar mi figura y retomar mi anhelada rutina.
Preparaba su primera fiesta de cumpleaños, ya casi todo estaba listo, pero otra nueva sorpresa cambiaria aún más mi vida, construía nuevos planes, ya éramos una familia y aunque no estaba preparada asumía los retos que Dios me ponía.
Otra vez estaba embarazada, no lo creía, después de no querer ser madre mi panza nuevamente crecía, esta vez era un niño y se llamaría Elías.
Disfruto salir de compras, ahora no son cosas para mí, he cambiado los sitios que acostumbraba a visitar y que cuando paso quiero llegar, ahora no es lo último en moda y solo puedo decir, “ha cambiado mi vida, he cambiado bolsos y tacones por leche y pañales”.
Y es que no solo eso ha cambiado, no solo yo he cambiado, mis amigas con las que compartía rumbas y salidas, también están en las mismas.
Cuando nos encontramos y nos ponemos al día, que conversación tan divertida, ahora hablamos de nuestros hijos, de las cosas que hacen, sus travesuras, las marcas de los pañales y como preparar la papilla.
Contar nuestra vida caótica cuando intentamos darle comida, hacer mil cosas al tiempo, lavar, cocinar y atenderlos cuando no estamos en la oficina.
Nos sabemos todos los programas de Discovery Kids, Disney Junior y todos los canales infantiles de moda, y cuidado con intentar poner la telenovela, porque estás en grandes problemas.
Yo sé que muchas de las mujeres que están leyendo este blog se sienten identificadas, pero tranquilas, a pesar de extrañar nuestra vida de moda, somos felices con el nuevo rol de madres y de vez en cuando nos pegamos nuestra escapadita al centro comercial.
