médicos escritores costeños

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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



El Caribe ha sido prolífico en magníficos escritores, entre ellos varios médicos. Lamentablemente, mientras algunos han tenido notoriedad, otros son apenas conocidos en círculos literarios pequeños que no han podido dar el merecido realce a la obra de estos colegas, no menos valiosos. Otros se pierden en los recovecos de la memoria o en las amarillentas páginas de libros extraviados en bibliotecas ignotas.

Hernando Pacific Robles, mi padre, muestra una fulgurante hoja de vida que se inicia con el retrato a mano de sus compañeros para el mosaico de grado del Liceo Celedón. Pianista autodidacta con un exquisito estilo propio aplicable a cualquier género, dominó el arte de la música en todos sus géneros y expresiones. Egresado de la Universidad Nacional en tiempos aciagos, el piano ayudó a su educación. Formado por Juan Marín cuando no existían en Colombia las escuelas de anestesiología, afinó sus conocimientos en el Hospital John Hopkins de Baltimore. Regresa a Santa Marta como primer anestesiólogo. Miembro fundador de la Sociedad Colombiana de Anestesiología, su vida ha sido el arte, la ciencia, la cultura, el deporte y el humanismo. Además de destacarse en la fenecida Sociedad Amigos del Arte del Magdalena, escribió columnas culturales para El Informador, otros diarios locales y en varios medios bogotanos. Pintor impresionista, obtuvo premios en salones nacionales de pintura. Actualmente con 97 años, cerró su productiva vida cultural con un interesante libro: “Momentos y Psiquismo en el Arte Pictórico”.

Casi hermano de Hernando, Orlando Alarcón Montero fue un brillante pediatra formado en la Universidad de París cuando Francia era el faro académico de la medicina. También miembro destacado de la Sociedad Amigos del Arte, fue viajero incansable y pianista eximio de la dinastía Alarcón; su tío Honorio, hijo del músico José C, fue el primer gran intérprete colombiano del piano en Europa en el floreciente siglo XIX. Retirado prematuramente de la medicina, se dedicó de lleno a la música y la investigación en los Estados Unidos, donde se radicó. Con programas en la Radiodifusora Nacional y otros espacios, escribió varios libros relacionados con la música; el primero, “Amor y neurosis en los genios de la música” fue incluido en el Disco de Oro del cincuentenario de la Radiodifusora Nacional. “Músicos en la Medicina” y otros tres libros más completaron el legado de Orlando.

Pediatra de lujo, historiador y escritor samario fue Arturo Bermúdez. En una sociedad poco interesada en su rico pasado, Arturo esculcó polvorientos anaqueles buscando “Materiales para la historia de Santa Marta”, como intituló uno de sus más importantes libros, que fueron varios. Cofundador de la Academia de Historia del Magdalena, la cual presidió por varios años; hombre sencillo, fue habitante del centro que tanto disfrutó y quiso proteger de la depredación “modernista”. Es fascinante hacer un recorrido visual mediante el “Álbum histórico de Santa Marta”, que va desde finales del siglo XIX hasta bien entrado el XX, mostrando sitios significativos de la ciudad, su desarrollo y lugares hoy desaparecidos o mal transformados.

Hace dos años, Alfonso Noguera Aarón lanzaba su libro “Canto del mar; verso y relato”. Este médico egresado de la Universidad de Cartagena, docente universitario en Santa Marta, ha enriquecido los estantes literarios magdalenenses con sus escritos, ensayos, artículos, poemas o libros. Samario pleno, sancochólogo, vallenatero, salsómano y vehemente defensor de sus criterios, es un ejemplo vivo para los médicos en ciernes.

Anestesiólogo barranquillero, Teobaldo Coronado, es magister en filosofía, ética y política. Docente universitario, ha escrito nueve libros; resalta su obra “Ser médico”. Escribe también en su propio blog acerca de distintos temas. De los colegas cartageneros rescatamos a Carlos Cruz Echeverría, neurólogo. Se destacó por sus dibujos anatómicos con los cuales impartía sus clases de neuroanatomía. En sus libros de ficción plasmó la universidad y la sociedad de entonces. Columnista de varios diarios, fue además político.

Apostilla: Quedan muchos autores en el tintero. La lista se alargaría; me disculpan si no los mencionamos a todos. Queridos colegas: ¡escribamos!



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