De Brasil para Colombia

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Cuando Brasil decidió estar en los primeros lugares del ranking mundial de exportadores de alimentos y materias primas, lo primero que hizo fue zonificar los cultivos por Estado, teniendo en cuenta las condiciones climáticas ideales, suelos fértiles y calendarios de siembras. Ello, les permitió tener los mayores rendimientos por hectárea y menore- costos de producción. La mayoría de la superficie del algodón, café, caña de azúcar, cítricos, maíz y soja, se siembran en los Estados de Minas de Gerais, Mato Groso, Espirito Santo, Sao Paulo, Pernambuco y Paraná, entre otros. 

La segunda decisión fue crear el mejor centro de investigación y biotecnología agrícola (Embrapa), para producir las mejores semillas y hacer transferencia de paquetes tecnológicos a los productores del campo. El tercer paso fue crear un sistema de crédito que garantizara el 100% de la financiación de las zafras (siembra y cosecha) de cada cultivo y la compra de maquinaria agrícola. Seguidamente, aprobaron un paquete de recursos públicos para construir la infraestructura de transporte terrestre, férrea y fluvial, para conectar los centros de producción con los centros de distribución de alimentos en puertos y aeropuertos de las principales ciudades del país. Por último, sistematizaron los procesos de inspección de aduanas, redujeron los impuestos y enfocaron sus exportaciones agrícolas a los mercados más grandes del mundo como la China, Estados Unidos, Holanda, Alemania, Japón, México y Argentina, entre otros. Una verdadera  “Política de Estado” para sector agropecuario.

En Colombia, se está haciendo todo lo contrario. Acá existe el mito de que, nuestras tierras, son ideales para todo tipo de cultivos. Sembramos en las montañas y criamos ganado en la planicie, aprovechando menos del 13,5% de los 39 millones de hectáreas con potencial agrícola. De los 5.3 millones de hectáreas que se cosechan en Colombia, alrededor del 50% se encuentran sembradas en zonas donde las condiciones climáticas y de suelos no son compatibles con los cultivos. Esta desordenada planeación agrícola trae como consecuencia menores rendimientos por hectárea, mayores costos de producción y agronegocios ineficientes y pocos rentables. Los mapas de zonificación de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria -UPRA- se hicieron en una escala 1:100.000 que no es confiable y además no tuvieron en cuenta los factores determinantes como la humedad relativa, luminosidad, temperatura, latitud, altitud y época de siembras.

En materia de investigación y biotecnología, la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria -Agrosavia- va muy lenta en el desarrollo y transferencia de tecnologías y el ICA es muy ineficiente en los procesos de importación y adaptación de nuevas biotecnologías. Para citar un solo ejemplo, mientras la semilla de yuca en Brasil rinde 38 toneladas, la nuestra rinde 18 toneladas. El sistema de crédito agropecuario en Colombia, solo tiene una cobertura de 450.000 productores de 3 millones que producen los alimentos en el país y financia menos del 15% de la inversión anual en el campo. Las vías a los centros de producción como la Altillanura, Pacífico, Urabá y Región Caribe, son unas trochas de mala muerte con peajes de extorsiones y los procesos de inspección de aduana paralizados. La política agropecuaria del PowerPoint, de los titulares de prensa y desacertados programas mediáticos.



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