Colombia, mágica belleza

Aun cuando las cifras crecen, recibimos relativamente pocos visitantes extranjeros (5,5 millones en 2023); tradicionalmente, el turismo ha preferido destinos bastante populares como Cartagena, Santa Marta, San Andrés y Providencia, el eje cafetero, los llanos orientales y poco más. No obstante, en tiempos recientes se ha volcado hacia nuevos lugares en el mapa turístico de este país tan megadiverso. En 2015 se estrenó el espectacular documental “Colombia Magia Salvaje”, que muestra 20 ecosistemas distintos y todo lo que los compone.

Bogotá, sin ser destino turístico, tiene interesantes lugares urbanos; desde Monserrate, el centro histórico, museos, iglesias, teatros, mercados, el jardín botánico, el parque Simón Bolívar o los grafitis hasta gastronomía y rumba en plena ebullición. Muy cerca están las Minas de Sal de Zipaquirá y Nemocón, Guatavita, los seis páramos de la región (el Sumapaz es el más grande del mundo) o los pródigos paisajes sabaneros, siempre teñidos de verde. La Chorrera o Suesca son experiencias diferentes. Cundinamarca ofrece todos los pisos térmicos, historia, senderismo, paisajes, pueblos coloniales y bastante más. Boyacá es otro destino imperdible: la colonial Villa de Leyva, Ráquira y sus artesanías, el histórico Puente de Boyacá, los chorrerones del Zaque, hermosos pueblos con sus iglesias, tejidos y artesanías, el lago de Tota, parques y reservas naturales y un sinfín de destinos y diversas formas de turistear. De los Santanderes, parques como los Estoraques y Gallineral, el cañón del Chicamocha y, como no, la hermosa Barichara. Antioquia, además de paisajes y hermosos pueblos, ofrece El Peñol y Guatapé. El país es pletórico en belleza.

Estos destinos atraen visitantes, pero en Colombia hay mucho más que eso. Por ejemplo, Hay desiertos en La Guajira, Tatacoa, La Candelaria o Sabrinsky. En la Costa del Pacífico, el Chocó (precioso departamento), además de la selva tiene como emblemas a Bahía Solano, Nuquí o Tribuga; las playas del Morro y Bocagrande identifican a Tumaco; Buenaventura presenta las playas de Juan de Dios, Juanchaco y Ladrilleros. Si le apetece visitar recónditos lugares, puede acudir a las extensas llanuras donde se encuentra el espectacular río de siete colores en Caño Cristales, cascadas, caudalosos ríos como el Guejar, cerros como el Mavecure, la puerta de Orión y el arte rupestre, inclusive safaris de observación en el Casanare, y selvas frondosas. En Vaupés, Vichada, Guainía o el Amazonas se puede hacer ecoturismo y andar en medio de la selva, en lugares antes inhóspitos; ríos caudalosos, cascadas, montañas o cañones. ¿Algo mejor que navegar en el río Amazonas, el más largo y caudaloso del mundo? Arqueología en Tierradentro, San Agustín, Ciudad Perdida o Cerro Azul (Guaviare). En el país se pueden avistar más de 2000 especies de aves, además de ballenas en el Pacífico. El mariposario del Quindío cuenta con más de 1.500 especies, y el Valle del Cocora con su paisaje único de las palmas de cera. En Malpelo (Cauca) hay inmersiones con tiburones.

La Costa Atlántica, además de playas, tiene destinos paisajísticos únicos. Punta Gallinas es el lugar más septentrional del América del Sur; Palomino es un nuevo atractivo turístico. Las islas del Rosario, el Golfo de Morrosquillo, las islas Múcura y Tintipán en el archipiélago de San Bernardo; Tolú y Coveñas y, en el Urabá (cerca del Tapón del Darién, bastante selvático todavía) donde además de playas, está el Parque Nacional los Katíos: allí se pueden avistar especies como pumas, dantas, manatíes o monos. El Atlántico se ha sumado con el Parque Mirador de Usiacurí, Bocas de Ceniza y los petroglifos de Tubará; en Bolívar está la Ciénaga de la Virgen, los Montes de María. No se reúne tanta belleza en un solo país.